Tras un mes de noviembre impecable, el Atlético de Madrid llegó a diciembre en su mejor momento de la temporada, con siete victorias consecutivas entre LaLiga y la Champions que reforzaban la sensación de un equipo en crecimiento.
La visita a la Ciudad Condal se afrontaba con ambición y convicción, y el arranque del partido pareció confirmarlo: el gol de Álex Baena en el minuto 19 colocaba al conjunto rojiblanco como colíder del campeonato y alimentaba la idea de que el Atlético estaba preparado para sostener el pulso por el título.
Pero aquella euforia duró muy poco. Apenas un cuarto de hora después, Raphinha igualó el marcador, y tras una segunda parte descafeinada, se consumó una derrota que frenaba el impulso y alejaba tres puntos a los de Hansi Flick.
El golpe, sin embargo, no llegó solo: ayer en San Mamés, en un partido gris y sin respuesta, el Atlético volvió a caer, agravando una tendencia que se arrastra toda la temporada: la dificultad para ganar lejos del Metropolitano. Solo suma dos victorias y tres empates en ocho jornadas como visitante.
Comenzamos a preparar el encuentro que nos medirá al PSV. pic.twitter.com/V0Xf3sDARv
— Atlético de Madrid (@Atleti) December 7, 2025
Un giro de guion que obliga a reaccionar
Tras 161 minutos entre el gol de Baena y el pitido final en Bilbao, la realidad del Atlético en LaLiga ha cambiado de manera evidente. El equipo ha pasado de mirar hacia arriba con ambición a verse obligado a responder para no perder terreno.
Ahora mismo es cuarto en la clasificación, marcando la frontera de la Champions League con cuatro puntos de margen respecto al Espanyol.
El calendario añade un matiz de urgencia. El martes espera un duelo decisivo en Eindhoven ante el PSV, y el sábado el equipo recibirá la visita del Valencia en el Metropolitano, un partido señalado como oportunidad —y casi obligación— para cortar la racha de dos derrotas consecutivas. El estadio y el grupo deberán reencontrarse para recuperar confianza y volver a la dinámica que definió al Atlético durante el último mes.
Porque si algo quedó claro en estos 161 minutos es que el equipo, pese a su buen momento reciente, necesita mostrar solidez, continuidad y capacidad de respuesta, especialmente lejos de casa. No es una crisis, pero sí una advertencia.






