Thiago Almada llegó al Atlético de Madrid como una apuesta de futuro y, tras un inicio marcado por la lesión y la falta de minutos, empieza a mostrar por qué el club confió en él. Su actuación ante el Sevilla, con gol y asistencia, reabre el debate sobre su rol en el equipo de Simeone y deja la sensación de que el argentino tiene mucho más para dar.
Una pieza que asoma
En unas semanas, Thiago Almada ha hecho más ruido del que su número de minutos podría sugerir. Su participación decisiva en el 3-0 contra el Sevilla (gol y participación directa en otra acción ofensiva) ue la muestra de que su adaptación empieza a dar frutos. Almada acumula hasta la fecha 7 apariciones con el Atlético y 284 minutos repartidos entre liga (266′) y Champions (18′), cifras que explican por qué su impacto real no siempre se mide en titularidades o minutos.
La primera dificultad fue física: el 11 de septiembre, el club confirmó una lesión muscular en el sóleo de la pierna derecha que lo dejó fuera de competición varias semanas, justo cuando buscaba ritmo tras su llegada en julio. Ese parón condicionó su continuidad y, en términos prácticos, su lucha por un puesto fijo en el once.
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— Atlético de Madrid (@Atleti) November 1, 2025
Cuando ha saltado al césped ha mostrado rasgos que justifican la expectación: movilidad entre líneas, tendencia a encarar y un olfato para aparecer en el área en momentos clave. Su gol ante el Sevilla y el aporte en la jugada del 2-0 no son casualidad; responden a un estilo de juego que aporta desequilibrio por fuera y llegada por dentro, algo que el Atlético no siempre tiene en abundancia. Estas acciones dejaron claro que, cuando está bien físicamente, puede marcar la diferencia.
Sin embargo, la prudencia manda. Con Simeone, la titularidad no solo se gana con destellos; pide adaptación táctica, esfuerzo defensivo y regularidad física. Almada tiene la calidad técnica para cumplir lo primero, pero la lesión y la escasez de minutos han limitado su aprendizaje en el sistema colchonero, y en la Champions la muestra hasta ahora se reduce a un puñado de minutos que no permiten sacar conclusiones definitivas.
Almada comienza a hacer méritos. Su partido frente al Sevilla obliga a Simeone a pensarlo, pero no lo convierte automáticamente en indiscutible. El argentino necesita continuidad de minutos, evitar recaídas y traducir chispa en números repetibles; además, fuera del campo su llegada generó expectativa por la inversión y por un perfil creativo que obliga a discutir si su hueco es como interior o extremo. Si reúne esas condiciones, el camino hacia el once será natural; hasta entonces, su oficio es el de convencer día a día con trabajo táctico y goles en partidos importantes, que es al fin y al cabo lo que pide Simeone.






