El Arsenal rompe su historia más oscura y tumba al Bayern para reafirmar su ambición en la Champions

La victoria en Londres consolida el impulso competitivo de los de Arteta y expone las grietas defensivas de un gigante alemán acostumbrado a imponer su autoridad
Noni Madueke. El Arsenal vence al Bayern en Champions.

En el Emirates Stadium había una calma tensa. Existía un ambiente de atención concentrada que pedía desesperadamente que alguien la reclamase. No era complicado, porque se enfrentaban los dos equipos con mejor puntuación en esta edición de la Champions, ambos con récord perfecto. Tampoco era un partido más. Suponía un examen de carácter para un Arsenal que, paso a paso, está aprendiendo a traducir convicción en autoridad. Mientras que el Bayern planeaba seguir asentando su dominio. No obstante, este equipo de Arteta ya ha demostrado que este año quieren dejar atrás todos los estigmas y todos los fantasmas del pasado que, con frecuencia, se vuelven a asomar en el norte de Londres. Y no hay forma más contundente para romper con todo eso que ganarle por tres a uno al Bayern de Múnich, el rival que por tantos años los atormentaba una y otra vez.

El Bayern esta temporada ha sido un equipo prácticamente perfecto. Impoluto en ataque y sólido en defensa. La única debilidad que tienen es su forma de defender el balón parado. No es una opinión. Antes de este encuentro, 8 de los 15 tantos que habían encajado los bávaros en todas las competiciones habían llegado de este tipo de jugadas. Y no hay mejor equipo para exprimir esta flaqueza que el Arsenal de Arteta y Nicolás Jover, el conjunto con más goles a balón parado en las 5 grandes ligas en lo que va de temporada.

Dicho el anuncio. Hecha la realidad. Bukayo Saka cumplió con su atípica, pero normalizada función, de enviar un centro perfecto, con la rosca suficiente para que el balón se fuese cerrando, mientras iba lanzado con sutileza para que tardase en llegar. Timber surgió como factor ‘X’. Partió al lado de Manuel Neuer y apareció por sorpresa a la espalda de Kimmich para poder cabecear el balón con dirección al gol.

Los asedios áreos no cesaron con el tanto. Siguieron incomodando con frecuencia a los de Kompany. Forzaron imprecisiones, utilizaron la pasividad de los alemanes y acrecentaron la incertidumbre que viene acusando el Bayern en este tipo de acciones.

La banda derecha del ataque del Bayern fue la puerta de entrada para poder hacerle daño a los ingleses. La rotación fluida de espacios entre Olise y Lennart Karl dejaba sin referencia fija a Mosquera y a Lewis-Skelly. Así que para poder aprovechar su mayor fortaleza Kimmich se erigió como el capitán perfecto. Redención inmediata a través de la frialdad y la paciencia que, paradójicamente, le dio rápidos resultados.

El internacional alemán detectó la carrera al espacio de Michael Olise, que le ganó la espalda a Myles Lewis-Skelly, para enviar una asistencia telegrafiada al francés. El extremo de los bávaros la resolvió como crack, un solo toque que dejó a Lennart Karl con el portero vencido para poder marcar el empate. Primer gol encajado por el conjunto de Arteta en esta Champions League. Además, Karl se conirtió en el jugador más joven en la historia de la Champions en anotar en sus dos primeros partidos como titular en la competición, con 17 años y 277 días.

Acto seguido los ‘gunners’ recibieron otro golpe. Leandro Trossard, hombre hecho para este tipo de encuentros, salió lesionado en la primera mitad y tuvo que ser sustituido por Noni Madueke. El Bayern ganó presencia y dominio a través del gol y no al revés. Pero lo cierto es que todo se emparejó de cara al final de los primeros 45 minutos. Así que la victoria estaba en la mano de la pizarra táctica de cada entrenador. La expectativa estaba puesta en la charla del descanso de cada entrenador y las sorpresas que eso pudiese deparar.

Hoy Mikel Merino aparecía en la alineación como el nueve del Arsenal. Pero más allá de ser la principal referencia en ataque y codearse con los centrales rivales, el español bajaba directamente a la base de la jugada para ser él lanzador de juego para los extremos. Un rol que ya ha cumplido en otros partidos, como contra el Tottenham, pero sin ser tan notorio, ni tan marcado. En ciertos puntos del encuentro llegó a estar en la misma línea de Zubimendi y Rice, algo poco visto para un jugador que cumple con la demarcación de delantero. Eso en ataque, porque en defensa era el encargado de liderar la línea de presión. Una polivalencia invaluable en el fútbol moderno.

Justamente esa presión activa del Arsenal fue lo que les dió la victoria. No consiguieron grandes ocasiones de peligro de manera continuada en la primera parte a través de las recuperaciones en campo rival. Pero en los visitantes se notaba la incomodidad. Tarde o temprano la cuerda de tensión se iba a romper. Con el paso de los minutos, la intención de Arteta era desgastar cada vez más a sus rivales, tanto física como mentalmente. De forma que en la segunda mitad los del norte de Londres empezaron a ver resultados.

Más tarde que temprano, fue Upamecano quién sucumbió ante la asfixiante presión del Arsenal. Declan Rice interceptó el envío del central francés e identificó el desdoble del recién ingresado Calafiori para crear una situación de desequilibrio. El italiano lanzó una bomba al área, que acabó siendo empujada por Noni Madueke para poner a los suyos en ventaja.

A partir de ahí el camino estaba marcado. El Arsenal debía saber aprovechar su momento y vaya que lo hicieron. El Bayern se lanzó con mayor agresividad en ataque y eso siempre es sinónimo de espacios atrás. Por lo que tras un tiro de esquina de los visitantes, los de Arteta esquivaron la presión bávara con un par de toques hasta que le terminó quedando el esférico a Eberechi Eze. La estrella en ascenso, con olfato para el peligro y la gravedad silenciosa de quiénes reciben atención sin pedirla, desenvainó un golpeo con su diestra para colocar a Martinelli en un mano a mano contra Neuer. El brasileño se llevó el balón con un toque, superó al guardameta y, a través de su velocidad, definió a placer con la portería vacía.

10 años, seis partidos y varias goleadas de por medio después, el Arsenal por fin ha sido capaz de vencer al Bayern de Munich. Con 15 puntos ya conseguidos los de Arteta se aseguran prácticamente su presencia en el top-8, que da acceso a los octavos de final. Las buenas noticias no solo llegaron por el resultado, sino por el regreso del capitán ‘gooner’, Martin Ødegaard. Pero lo cierto es que este año en Islington se respira un aire distinto. Fruto del buen comienzo y de la ilusión de un equipo que, junto a su afición, quieren volver a hacerse uno con la gloria. En el fútbol todo pasa muy rápida pero, al menos de momento, están cumpliendo con todos los pasos para poder conseguirla.

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