El FC Barcelona viaja a Balaídos con la memoria reciente de que no es un campo más, en los últimos años se le atragantó más de lo normal. En Vigo, al Barça se le suelen desordenar los planes de partidos, y es que lo dicen los datos: en las últimas 12 visitas ligueras, solo ha ganado tres veces. El resto han sido empates o derrotas dolorosas. Y ahora, el contexto tampoco ayuda. Los azulgranas llegan con muchas dudas y lesiones.
El mejor momento del Celta
El Celta atraviesa su racha más sólida de la temporada. Tras un inicio irregular y siete empates seguidos con idéntico marcador, los de Claudio Giráldez explotan ahora como el gran equipo que fue la pasada temporada, cinco victorias consecutivas y ocho partidos sin perder entre Liga, Copa y Europa League.
Juegan sueltos, con energía y sin el peso de la clasificación sobre la espalda. Lo único que les falta es ganar en casa en Liga. Y no es un detalle menor, quieren que la primera sea contra el Barça. Su única duda es en la portería, Radu o Iván Villar, pero esto no altera el plan, presión alta, velocidad en ambos costados y la convicción de que Balaídos puede inclinar el partido.
Un Barça en búsqueda de aire
Hay recuerdos que no se olvidan, y ahí están los últimos antecedentes en Vigo. En la 2021/22, el Barcelona pasó del 0-3 al 3-3 final, con Aspas firmando el empate en el último suspiro. En la 2023/24, el Barça ganaba 0-2 a diez minutos del cierre, y aún así se dejó igualar. Balaídos no intimida solo por ambiente, sino que también intimida porque el partido parece nunca estar terminado ahí.
Hansi Flick sigue remendando sobre la marcha. Las bajas de Pedri, Gavi, Ter Stegen y Joan García condicionan el plan. El empate en Brujas y la derrota en el Clásico dejaron señales, el equipo compite, pero no controla. La defensa se parte, el mediocampo no descansa y se depende demasiado de lo que pueda inventar Lamine o Rashford. Más que tres puntos, el Barça va a buscar un punto de apoyo. Algo que estabilice, aunque sea un poco, su temporada.






