El Benfica ha quedado encuadrado en el “grupo de la muerte” con el Bayern de Munich, Boca Juniors y el modesto Auckland City. No obstante, más de una vez el equipo lisboeta ha realizado grandes torneos internacionales, por lo que no viajan a América de paseo.
Si hay un club que ha convertido la formación de futbolistas en una industria de primer nivel, ese es el Benfica. El conjunto portugués llega al nuevo Mundial de Clubes con la vitola de ser una de las canteras más prolíficas de Europa, capaz de lanzar al estrellato a figuras como João Félix, Rúben Dias, Darwin Núñez o Enzo Fernández, todos traspasados por cifras millonarias. No es casualidad que los focos de esta competición apunten hacia Lisboa: pocos equipos pueden presumir de una fábrica de talento tan eficiente y reconocida en el panorama internacional.
Histórico del fútbol europeo, el Benfica acude al torneo con una carta de presentación que combina prestigio y presente: una academia consolidada, una estructura táctica cuidada y una visión de mercado que ha sabido explotar el potencial de sus jóvenes. A lo largo de los últimos años, ha exportado talento de primer nivel a los grandes clubes del continente, gracias a un modelo que prioriza la paciencia formativa, el rigor en la preparación y la capacidad de competir desde edades tempranas.
Carreras, uno de los favoritos del mercado
Si hay un nombre que está captando todas las miradas en el conjunto lisboeta, ese es el de Álvaro Carreras. El joven lateral gallego, de solo 21 años, se ha consolidado como una de las grandes revelaciones del fútbol europeo esta temporada, y su irrupción en el Benfica no ha pasado desapercibida para los grandes clubes del continente. El Real Madrid, que ya lo conoce bien desde su etapa en la cantera blanca, sigue muy de cerca su evolución y estaría dispuesto a cerrar su fichaje tras el Mundial de Clubes. Carreras abandonó Valdebebas en 2020 rumbo al Manchester United, y tras un período de formación y adaptación, brilló en sus cesiones al Preston North End y al Granada, donde acumuló minutos, experiencia y ser internacional por España en categorías inferiores.
Su llegada al Benfica ha supuesto el salto definitivo: se ha hecho con un hueco en el primer equipo y ha demostrado ser un lateral moderno, con intensidad defensiva, profundidad en ataque y capacidad para desequilibrar en campo rival. Su crecimiento ha sido meteórico y su rendimiento ya ha despertado el interés de varios grandes de Europa, entre ellos el club blanco, que le considera una apuesta estratégica para reforzar el carril izquierdo.
Con experiencia en los grupos de la muerte
Más allá de los nombres propios, lo que convierte al Benfica en un equipo especial es su identidad futbolística. Un estilo reconocible, trabajado desde la base, que apuesta por la presión alta, el juego vertical por bandas y una organización defensiva muy pulida. No es un club que improvise. Su modelo prioriza la formación de jóvenes sin miedo a darles protagonismo, confía en el talento emergente y cuida cada detalle táctico. Esa fórmula, que combina valentía con estructura, ha convertido al club lisboeta en una referencia europea tanto por su cantera como por su capacidad para competir con regularidad.
El Mundial de Clubes de 2025 será una cita histórica por su nuevo formato, y aunque los focos se centren en gigantes como el Real Madrid, el City o el Bayern, el Benfica llega con ambición. Compartirá grupo con Boca Juniors, Auckland City y el propio Bayern de Múnich, un desafío exigente que ya ha superado en el pasado: no hay que olvidar que hace pocos años encabezó un grupo de Champions por delante del PSG y la Juventus. Además, este torneo marcará el cierre de etapa para uno de los grandes del fútbol argentino, Ángel Di María, que disputará su último campeonato en Europa antes de regresar a Rosario Central.
