El FC Barcelona volvió a tropezar con la misma piedra. El empate a tres en el campo del Brujas dejó claro que el equipo de Hansi Flick sigue teniendo un problema serio atrás. Otra vez la defensa adelantada, otra vez los espacios a la espalda y otra vez goles evitables. Los belgas aprovecharon las dudas azulgranas para castigar con velocidad y en apenas seis minutos ya habían hecho dos tantos.
No es algo nuevo. El Barça lleva nueve partidos seguidos encajando goles, una racha que refleja la fragilidad del equipo cuando le atacan. La idea de Flick es clara: presión alta, defensa en campo contrario y posesión para dominar. Pero el plan se viene abajo cada vez que el rival rompe esa primera línea. En Brujas, los centrales quedaron varias veces descolocados y el equipo se vio partido en dos.
Flick, sin embargo, no piensa cambiar. Después del partido, el técnico alemán reconoció que hay cosas que mejorar, pero insistió en que no renunciará a su estilo. “Hay que confiar en el sistema”, dijo en rueda de prensa. El problema es que ese sistema, por ahora, deja demasiados agujeros. Y cada pérdida de balón se convierte en una ocasión clara del contrario.
Desde dentro del vestuario también se perciben las dudas. Ferran Torres admitió hace unos días que al equipo le está costando adaptarse a la idea del entrenador. “Tenemos que seguir creyendo, aunque a veces genera inseguridad”, comentó el delantero, reflejando un sentir compartido por parte del grupo. No se trata de una crítica abierta, pero sí de una señal de que algo no termina de funcionar.
Mientras tanto, los números hablan por sí solos. El Barça sigue marcando; ya son 44 partidos consecutivos viendo puerta, pero no logra dejar la portería a cero. Ante el Brujas, Lamine Yamal volvió a ser el más inspirado en ataque, participando en dos goles y tirando del equipo cuando más lo necesitaba. Pero ni su talento ni la insistencia ofensiva bastan para tapar los fallos atrás.
La sensación es que el Barça necesita ajustar urgentemente su defensa si no quiere seguir perdiendo puntos. No se trata solo de mover la línea unos metros atrás, sino de mejorar la concentración, las coberturas y la comunicación entre los jugadores. Porque de poco sirve marcar tres si también encajas tres.
