Con apenas 20 años, Darío Osorio se ha convertido en una de las sensaciones del fútbol chileno. Formado en las inferiores de Universidad de Chile y actualmente militando en el FC Midtjylland de Dinamarca, el joven volante ofensivo no solo brilla en la Superliga danesa, sino que ha comenzado a consolidarse como una pieza clave en la Selección Chilena absoluta.
De conducción elegante, visión periférica y una zurda capaz de filtrar defensas como un bisturí, Osorio ha demostrado ser mucho más que una promesa. Su capacidad para asociarse entre líneas y generar superioridades en el último tercio del campo lo han posicionado como un engranaje vital en el esquema ofensivo del técnico Ricardo Gareca.
En su primera temporada completa en Europa, Osorio ha sumado ya seis goles y una asistencia en liga. Cifras que lo colocan entre los jugadores más determinantes de su equipo. Su madurez táctica, sumada a una capacidad técnica innata, le ha permitido adaptarse con rapidez a un fútbol más físico y dinámico, donde ha destacado como creador de juego y amenaza constante en el uno contra uno.
Con la camiseta de Chile, ha sido protagonista en las últimas fechas FIFA, aunque su selección no haya tenido un buen rendimiento. Su irrupción ha generado comparaciones inevitables con históricos como Matías Fernández o Jorge Valdivia, aunque el propio Osorio insiste en “crear su propio camino”.
Los principales clubes del continente y de las cinco grandes ligas europeas ya han puesto la lupa sobre él. De seguir en este nivel, no sería extraño verlo dar el salto a una liga top en el corto plazo. Darío Osorio es, sin lugar a dudas, el nuevo faro del recambio generacional en el fútbol chileno. Un talento precoz que ilusiona a todo un país. En un momento donde la selección está viviendo una crisis, este joven augura esperanzas a los chilenos.
