El Real Madrid volvió a respirar aliviado tras imponerse al Barcelona en un Clásico que sirvió para cerrar heridas recientes y reafirmar el liderazgo de Xabi Alonso al frente del banquillo blanco. Pese a restar trascendencia a la victoria «no entregan ningún trofeo por ganar un Clásico a estas alturas”, la celebración del técnico, con los puños al aire y una sonrisa liberadora, reflejó el desahogo de quien sentía el peso de las derrotas ante el PSG (4-0) y el Atlético (5-2).
“El equipo estaba muy motivado. No solo por los tres puntos, sino por lo que podía suponer ganar un partido grande, merecerlo. Los chicos necesitaban la sensación de poder ganar en un día grande”, reconoció Xabi Alonso tras el encuentro. La intensidad, el orden y la agresividad con la que su equipo se impuso marcaron un punto de inflexión. “Nos va a venir bien, pero todavía queda mucho por remar”, añadió el técnico, que restó importancia a la tangana final entre jugadores: “No hay que asustarse por un pique sano. Es fútbol.”
El cambio de Vinícius, una muestra de liderazgo
El triunfo, sin embargo, convivió con una nueva polémica protagonizada por Vinícius, que mostró su enfado al ser sustituido por Rodrygo a falta de veinte minutos. “Son cosas que hablaremos, por supuesto”, afirmó Alonso, evitando alimentar la controversia. “Me quedo con muchas cosas del partido y de Vini. No quiero perder el foco de lo importante.”
El preparador tolosarra también sorprendió con su pizarra, Eduardo Camavinga actuó en una inusual posición por la derecha, una maniobra táctica que descolocó al rival. “Necesitábamos dominar el centro del campo, no ser débiles en esa zona”, explicó.
El otro gran protagonista fue Jude Bellingham, autor de un gol y una asistencia. “Su vuelta ha ido mejor de lo que esperábamos. Es un jugador muy de sensaciones”, celebró un Xabi Alonso que, por fin, pudo soltar el aire contenido de semanas difíciles.
