Derrota tan inesperada como dolorosa. El pasado sábado volvimos a ver las dos caras de un Atlético de Madrid que no sorprende a propios ni extraños. Diferencias abismales entre la primera y la segunda mitad para acabar sacando las mismas conclusiones que los aficionados ya tenían claras al terminar el curso pasado.
Un equipo que rinde muy por debajo de su nivel lejos del Estadio Metropolitano: 22 partidos sin ganar fuera de casa en las dos últimas campañas, de los cuales 13 fueron derrotas, 14 si sumamos la de ayer, estadísticas que acaban con las opciones de los colchoneros en la competición doméstica.
Seguir el camino de la primera mitad
El conjunto dirigido por Diego Pablo Simeone mostró detalles que hacía tiempo que el seguidor rojiblanco no veía y disfrutaba, buenas combinaciones y un aire fresco aportado por cinco de los seis debutantes en Cornellá, algo atípico en el técnico argentino.
Con Baena, Almada, Ruggeri, Hancock y Cardoso vimos al mejor Atlético de Madrid, triangulaciones precisas, dueño del esférico y del partido, aunque con el ritmo característico de una jornada inaugural.
Jonny Cardoso dio señales de convertirse en lo que llevan años buscando, desde la capital española: seguridad, solvencia y equilibrio para lucirse delante de Mauricio Pochettino, nuevo seleccionador de Estados Unidos.
El exjugador del Real Betis lució varias de las virtudes que demostró en Heliópolis; alcanzando el 88% de acierto en el pase, imponiéndose en cinco de siete duelos que protagonizó, pese a terminar en el banquillo al comenzar el segundo tiempo. El nacido en Nueva Jersey también tiene tareas pendientes, entre las que destacan la temprana amonestación o la docena de pérdidas que, con el Cholo como mentor, aprenderá a corregir.
