En Dortmund han pasado del “Hey Jude, al Hey Jobe”. Hay apellidos que resuenan con peso propio, y el de Bellingham ya es uno de ellos. El himno que una vez coreó “Hey Jude” en Dortmund ahora empieza a transformarse, poco a poco, en un nuevo cántico: “Hey Jobe”. El pequeño de los Bellingham se ha hecho mayor y lo está demostrando donde su hermano brilló por primera vez: en el Borussia Dortmund.
En el Mundial de Clubes, con apenas 19 años, Jobe Bellingham fue el faro del Borussia en el triunfo ante Ulsan HD (1‑0). Dio la asistencia del gol a Svensson y mostró una serenidad impropia de su edad. Fue su tercera participación clave en tres partidos. De hecho, sin él, este Dortmund habría sido menos Dortmund en esta primera fase del torneo. Los aficionados alemanes ya han pasado del “Hey Jude, al Hey Jobe”.
Dos estilos, una misma sangre
Compararlos es inevitable. Jude y Jobe Bellingham comparten apellido, cuna futbolística y talento, pero tienen naturalezas distintas sobre el césped. Jude, ahora estrella en el Real Madrid, irrumpió en Dortmund como un mediocentro de potencia bruta, con conducción agresiva, llegada vertical y liderazgo espontáneo. Era fuego en cada jugada.
Jobe, en cambio, es más silencioso. Más cerebral. Su fútbol no arrasa: seduce. Actúa desde el interior, organizando, filtrando pases, haciendo mejores a los que le rodean. Mientras su hermano mayor imponía con físico y carisma, el pequeño se desliza con pausa y precisión, como un metrónomo en zapatillas. Ambos juegan en el centro del campo, pero desde lugares distintos del alma: uno con la furia del que quiere comerse el mundo; el otro con la calma del que ya lo entiende. Y lo más fascinante es que, pese a ser tan diferentes, ambos han sabido conquistar Dortmund… a su manera.
Jobe 🤝 Jude pic.twitter.com/fyOxccNmp9
— Sky Sports Football (@SkyFootball) June 21, 2025
El legado continúa
Cuando Jude aterrizó en Dortmund en 2020, el Signal Iduna Park enloqueció. Hoy, cinco años después, Jobe empieza a provocar esa misma electricidad. Más discreto, menos mediático, pero igual de efectivo. Y sobre todo, con la misma sangre fría en momentos clave.
En un Borussia en reconstrucción y con hambre de gloria, Jobe es ya más que una promesa. Es un presente. Y mientras Jude brilla en Madrid, el eco de su nombre rebota ahora en la figura de su hermano, que se abre paso con paso firme.
Del Hey Jude al Hey Jobe, el fútbol vuelve a rendirse ante los Bellingham.