A sus 39 años, tras 590 partidos y después de haberse consagrado como el jugador con más títulos de la historia del Real Madrid con 28 trofeos colectivos, Luka Modric dijo este jueves adiós al conjunto blanco como lo que es, una leyenda absoluta.
Llegó al Real Madrid en verano de 2012 y se marchará tras el Mundial de Clubes, en julio de 2025. 13 años en los que el centrocampista croata ha dado lecciones dentro y fuera del campo cada día. Luka Modric es uno de los jugadores más destacados de la historia del Real Madrid y uno de los mejores centrocampistas de la historia del fútbol. Sin embargo, cuando de verdad se ha explicado su grandeza, ha sido cada vez que era sustituido y salía ovacionado de cualquier campo.
El próximo sábado, Luka se despedirá de aquel estadio que le vio madurar y convertirse en un referente para todos aquellos jóvenes que sueñan cada día con llegar a ser futbolistas. Ese que también le vio romper la hegemonía de Cristiano Ronaldo y Leo Messi, cuando conquistó su balón de oro en 2018.
No es el fin de Modric, es prácticamente el de una era
El fin de la era Luka Modric en el Real Madrid es un símbolo de que la estrella que iluminaba a aquella generación de futbolistas que levantó tres Champions League de manera consecutiva, está cada vez más cerca de apagarse. Pues con la marcha del croata, y la muy posible salida de Lucas Vázquez, Carvajal se convertirá en un naufrago que no cede ante la irrupción de las nuevas generaciones.
Modric era el último superviviente de un centro del campo que ya forma parte de la historia brillante del deporte rey. La ‘CMK‘ comenzó a romperse con la marcha de Casemiro en 2022, se destruyó totalmente con el adiós prematuro de Toni Kroos, y ahora Modric la ha convertido en un pasado que será recordado eternamente como glorioso.
Una despedida única
El día que el Real Madrid finalice su andadura por la primera edición de este nuevo Mundial de Clubes, Luka Modric dirá adiós de manera definitiva al club de su vida y a su familia multitudinaria. Y lo hará a su manera, con la humildad de un niño al que le gustaría no ser el centro de atención y pasar desapercibido, pero al cual su magia futbolística y personal no se lo ha permitido.
