El City se estrella en Orlando ante un heroico Al Hilal

El Al Hilal firma la gran campanada del torneo al eliminar al City en la prórroga con un gol de Marcos Leonardo y una actuación estelar de Bono

El City se estrella en Orlando ante un heroico Al Hilal. Ni Haaland, ni Rodri, ni Guardiola. Nada pudo evitar el desastre. El Manchester City fue eliminado en los octavos del Mundial de Clubes tras caer 3‑4 ante un Al Hilal valiente, ordenado y letal. Fue una auténtica sorpresa en toda regla, un guion que nadie en Europa había previsto y que sacude los cimientos del torneo.

El equipo inglés arrancó ganando con un tanto de rebote de Bernardo Silva (9′), pero poco a poco fue descomponiéndose. Al Hilal empató, remontó, y cuando el City creía haber salvado el papel en la prórroga con el gol de Foden, Marcos Leonardo apareció para firmar el 4‑3 definitivo en el minuto 112. Un gol que vale historia y elimina al que muchos daban por favorito. El City se estrella en Orlando y abandona el Mundial de Clubes antes de tiempo.

Lo que debía ser un trámite se convirtió en pesadilla. El City tuvo el balón, las estadísticas y la iniciativa… pero no el colmillo. Su defensa fue un colador, su presión se diluyó con el paso de los minutos y su banquillo no aportó soluciones. La cara de Guardiola al terminar lo decía todo. Es la primera gran sorpresa del torneo y, posiblemente, uno de los tropiezos más sonados en su etapa al frente del club. Ni la prórroga les dio oxígeno: Al Hilal resistió, apretó, y acabó celebrando el mayor triunfo de su historia.

En noches como estas, los porteros deciden. Y en Orlando, Yassine Bono se convirtió en el héroe silencioso de Al Hilal. El internacional marroquí sostuvo al equipo cuando más lo necesitaban: con paradas a Haaland, Savinho y Doku, fue el escudo que evitó la avalancha inglesa. Seguro por arriba, firme en el mano a mano y con reflejos felinos, Bono firmó una de esas actuaciones que elevan a los porteros a la categoría de leyenda.

En el otro lado, Ederson quedó una vez más en el centro de las miradas. Su actuación dejó más preguntas que respuestas. Su única intervención clara llegó en la prórroga, pero el rechace terminó en los pies de Marcos Leonardo y acabó en el 4‑3 definitivo. No cometió errores clamorosos, pero tampoco transmitió la seguridad que se espera en noches grandes. En un equipo que vive del control y la precisión, su papel sigue generando debate.

La diferencia en las porterías marcó el destino del partido. Uno salvó. El otro condenó.

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