El Getafe CF de la 25‑26: reconstrucción, golpe en La Cartuja y un 2026 para reaccionar

El Getafe llegó a la temporada 25‑26 tras un mercado de fichajes enorme, con más de una decena de altas y bajas. Se marcharon jugadores importantes como Alderete, Aleñá, Peter, Álex Sola o Uche, y llegaron perfiles jóvenes y físicos como Neyou, Javi Muñoz, Abqar, Mario Martín, Adrián Liso, Sancris, Davinchi o Abu Kamara. La plantilla es más amplia, más joven y más adaptada al plan de Bordalás, y el club cerró un balance económico positivo.

El sello Bordalás sigue intacto: intensidad, duelos, solidaridad defensiva y un estilo que busca incomodar al rival. El Getafe compite en muchos partidos, pero también arrastra problemas que no terminan de resolverse: falta de gol, poca creatividad y dificultades para reaccionar cuando el partido se pone cuesta arriba.

La derrota por 4‑0 ante el Betis fue el peor partido del curso. El equipo estuvo desbordado, sin intensidad, sin orden y sin capacidad de respuesta. El propio David Soria reconoció tras el encuentro que habían jugado muy mal, un mensaje que refleja el sentir del vestuario. El Getafe no solo perdió, sino que fue superado en todas las fases del juego, algo poco habitual en un equipo de Bordalás.

Luis Milla sigue siendo el faro del centro del campo, Javi Muñoz y Mario Martín aportan energía, y Abqar se perfila como uno de los centrales llamados a crecer tras la salida de Alderete. En ataque, Liso, Sancris, Davinchi y Kamara ofrecen velocidad y juventud, aunque todavía deben traducir su despliegue en cifras. El potencial está ahí, pero falta continuidad.

El equipo necesita un delantero que marque diferencias, un jugador creativo que rompa defensas cerradas y un líder defensivo que aporte jerarquía. También necesita recuperar la solidez emocional que siempre ha caracterizado al Getafe de Bordalás. La goleada en La Cartuja debe servir como punto de inflexión.

Que el Coliseum vuelva a ser un fortín. Que llegue un 9 que convierta el sufrimiento en gol. Que los jóvenes crezcan y se asienten. Que el equipo recupere la intensidad que perdió en La Cartuja. Y que la temporada termine sin mirar al abismo, quizá incluso mirando un poco hacia arriba.

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