El Atlético de Madrid firma un inicio de temporada reconocible por una constante: golpea primero. En Liga ha marcado en todos los partidos, y solo en la visita a Londres ante el Arsenal se quedó sin ver puerta esta temporada. 18 goles en Liga y 7 en Champions League avalan una producción ofensiva que permite al equipo presentarse con autoridad en cada encuentro.
Un dato sobresale: 9 de esos tantos han llegado antes del descanso, reflejo de una intensidad inicial que encaja con la identidad que Simeone lleva meses intentando instaurar.
El problema estaba en sostener la ventaja
El Atlético ha impuesto una tendencia clara: marca pronto y condiciona los partidos desde el inicio. Esa pegada temprana sostiene el plan, pero hubo tres noches que alertaron sobre la necesidad de más solidez y control tras el primer golpe.
Ante el Mallorca, Julián Álvarez erró un penalti que habría abierto el marcador antes del descanso. Frente a Osasuna, un gol de Baena fue anulado por un fuera de juego muy discutido de Griezmann. Y en Londres llegó la única noche del curso sin gol.
Cuando el Atlético no consigue adelantarse, el equipo sufre más para mantener su identidad. Simeone detectó que faltaba continuidad, agresividad sin balón y jerarquía para cerrar partidos. Era una corrección urgente para proteger el esfuerzo ofensivo.
Portería a cero 💪🏼👊🏼 pic.twitter.com/EtSemJOXCT
— Atlético de Madrid (@Atleti) October 27, 2025
El retorno del muro rojiblanco
Esa mejora comenzó a verse con la victoria 0-2 frente al Betis, primera a domicilio del curso y segundo partido consecutivo sin encajar, una estadística que recupera el ADN rojiblanco.
El equipo defiende mejor, reduce espacios y encuentra líderes en zonas claves. Baena ha aportado energía y gol en campo rival. Giménez vive un momento dominante en duelos y liderazgo. Oblak, sin alardes, vuelve a aparecer en los instantes que deciden partidos. Con la enfermería vaciándose, el Atlético vuelve a caminar con un equilibrio que parecía extraviado.
Un Atlético que empieza a cerrar el círculo
El equipo ya ha demostrado que sabe golpear primero; ahora quiere demostrar que también sabe sostenerse cuando toca sufrir. La fórmula es conocida en el Metropolitano: intensidad para abrir el camino y oficio para conservarlo.
Si mantiene esta progresión en la gestión de partidos, el Atlético podrá mirar de nuevo a los objetivos más altos del curso. El gol llega pronto. La defensa vuelve a responder. El Atlético acelera. Y esta vez, parece dispuesto a no desacelerar.






