El Real Madrid salió del RCDE Stadium con la sensación de que se había dejado mucho más que tres puntos ante el Espanyol. Los de Ancelotti sufrieron la séptima derrota de la temporada ante los pericos, que hicieron un partido perfecto y salen de los puestos de descenso. Eso sí, mucho tuvo que ver el colegiado Muñiz Ruiz, en el marcador final. Carlos Romero, autor del gol blanquiazul, debió ver la cartulina roja en el minuto 61 por una entrada criminal a Kilyan Mbappé, sin embargo ni el árbitro principal, ni el VAR lo vieron adecuado.
Una primera parte para olvidar en el Madrid
El conjunto blanco salió con una actitud ya habitual durante lo que va de curso. Mucha voluntad, pero muy poca claridad. Solo Vinicius quiso poner algo de actividad en la zona atacante, pero apenas tuvo suerte en sus acciones. Tanto fue así, que en el minuto 28 consiguió abrir el marcador, pero Muñiz Ruiz indicó una falta previa de Mbappé, que anuló el tanto del brasileño. Una acción bastante polémica, que comenzaba a cambiar el gesto de Carlo Ancelotti.

Para colmo, y por si fuera poco, Rudiger se tiraba al terreno de juego en el 14′ por unas molestias en el isquio de la pierna derecha. Saltaban las alarmas en el banquillo madridista. A menos de una semana para el derbi, y de diez días para la ida ante el City, el mejor central blanco se retiraba lesionado. Asencio, que volvió a ser suplente por Tchouamení, salía al terreno de juego.
Aunque nada pudo opacar la mala primera parte del conjunto madridista, en el cual, durante los primeros 45′, ni Mbappé, ni Bellingham, ni Rodrygo aparecieron. De hecho, el Madrid se fue al descanso con solo un disparo a puerta.
El Madrid espabiló, pero el Espanyol vacunó
En la segunda parte los de Ancelotti salieron a por el partido, y eso se notó. Mbappé salió enchufado, y el ataque blanco (hoy de naranja) apretó el botón de iniciado, aunque quizás demasiado tarde.
Bellingham, Rodrygo y Vinicius acompañaron al francés, y durante toda la segunda mitad fue un auténtico asedio a la porteria de Joan García, que se vistió de héroe una vez más en Cornellá. Un vendaval ofensivo de los merengues que hicieron todo para tratar de adelantarse en el marcador, pero no fue suficiente.
Pero en el minuto 61′ se incendiaba el partido. Mbappé recogía el balón en campo propio y comenzaba una de sus cabalgadas tan características, aunque por ahí aparecía Carlos Romero, quien la única forma que encontró de parar al galo fue lanzándose con los tacos a su gemelo. La jugada continuaba, por ley de la ventaja, y terminaba en un disparo de los blancos. Pero al parar el juego, de nuevo Muñiz Ruiz se volvía a equivocar, y mostraba solo la tarjeta amarilla ante el clamor de los madridistas.

El partido continuó en la misma línea, un Madrid incesante en el ataque y un Espanyol que achicaba aguas como podía, pero de manera excelente. Y en una de estas, a cinco minutos del final, los pericos montaba una contra ideal a la espalda de la defensa madridista, que finalizaba con el tanto de (quién si no) Carlos Romero. A veces el fútbol puede ser especialmente irónico.
Y tras los 97 minutos de juego, y con el final del partido, el todavía líder de La Liga se marchaba al vestuario con la sensación de que tendrá que competir contra muchas cosas para conseguir este campeonato. Los de Ancelotti tendrán ahora un par de semanitas muy movidas, y con 3 competiciones en juego en los próximos 15 días.