El principal problema del Athletic: la profundidad

El Athletic Club ha comenzado la temporada de manera irregular. Las sensaciones del equipo son mejorables y los problemas físicos abundan en la plantilla

La temporada 25/26 era sin duda la más ilusionante para el Athletic Club en la última década. El conjunto de Ernesto Valverde venía de realizar un campeonato liguero sobresaliente quedando cuarto clasificado. Además, la plantilla demostraba su capacidad de mezclar el torneo nacional con el europeo quedándose a las puertas de una nueva final de Europa League.

El desempeño en la competición doméstica traía consigo un premio muy preciado: el billete para volver a participar en la Champions League. Los leones regresarían al torneo más prestigioso de clubes a nivel europeo más de una década después. Esto, sumado a la renovación de Nico Williams e incorporaciones en el mercado veraniego como Areso, Robert Navarro y la vuelta a casa de Aymeric Laporte generaban el cóctel perfecto para crear una sensación de ilusión tremenda entre la afición rojiblanca.

Ya desde la pretemporada las sensaciones del equipo en cuanto a juego y físico no eran óptimas. En la atmósfera del club se trasmitía tranquilidad, puesto que el Athletic de Valverde acostumbra a alcanzar su punto álgido con el curso más adelantado. De hecho, el equipo empezó la liga de manera perfecta a nivel de resultados. Tres de tres victorias que solapaban las malas sensaciones del equipo en cuanto a creación y punto físico, que seguían vigentes.

Sin embargo, con el primer parón de selecciones todo fue a peor. Beñat Prados sufría una rotura de ligamento cruzado que le dejaba KO para el resto del año. La desgracia es más dolorosa si cabe puesto que la zona del centro del campo de los vizcaínos ya partía de base escasa en cuanto a efectivos dado que Galarreta no parece tener la capacidad física de afrontar dos partidos semanales como titular y las prestaciones de Mikel Vesga se han visto disminuídas en las últimas temporadas.

Por otro lado, desde la selección española se recogía otra novedad trascendental para el ataque del Athletic Club. Nico Williams, que ya arrastraba problemas de pubis cayó lesionado, quedando fuera de los planes de Valverde para todo el mes de septiembre.

Estas dos circunstancias, sumadas a la última lesión de Berenguer y al bajo momento de rendimiento de Oihan Sancet, Iñaki Williams y los arietes Guruzeta y Sannadi han propiciado que los de Valverde hayan tenido un último mes horrible. Cinco derrotas y un empate que han disipado toda la ilusión que se generó a comienzo de temporada.

El principal problema del equipo ha sido la falta de profundidad. Más allá de Robert Navarro, ningún jugador de la teórica “unidad B” ha terminado por tirar la puerta abajo para que las ausencias se hiciesen notar menos. Los vizcaínos se han caracterizado en este último tramo del curso en quedarse a medias en los encuentros. El equipo ha dejado sensaciones muy dispares respecto a las diferentes dos partes de los mismos.

El momento físico de Galarreta no le permite jugar muchos minutos por encuentro, y el equipo lo nota una barbaridad. Además, la ausencia de Nico es mayúscula en fase ofensiva. El pequeño de los Williams permite a los vascos transitar con facilidad. Además, este jugador ha servido en numerosos partidos como herramienta para simplificar jugadas, así como de foco de atención para el rival y liberar a otros acompañantes del ataque.

Tras el partido que los leones enfrentan al RCD Mallorca en San Mamés, vuelve un parón de selecciones que librará de partidos por una semana. Parece evidente que los rojiblancos afrontan esta cita como si de una final se tratara: para volver a sumar de tres e irse al parón con buenas sensaciones y con el optimismo de recuperar efectivos.

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