El Rayo vuelve a rugir en Europa 25 años después

Un gol de Álvaro García en Szeged devuelve al equipo franjirrojo a la escena continental con una victoria sufrida y con sabor a historia

El Rayo vuelve a rugir en Europa 25 años después. El reloj marcaba las ocho en Szeged, Hungría. El cielo encapotado y la lluvia fina daban al ambiente un aire extraño, casi melancólico. No había público en las gradas, la sanción de la UEFA al fútbol bielorruso condenaba el estreno europeo del Rayo al silencio, pero sobre el césped se notaba la electricidad de una noche histórica. Veinticinco años habían pasado desde la última aventura continental y, aunque fuera lejos de Vallecas y sin su gente, el Rayo volvía a Europa.

El Neman Grodno, ordenado y correoso, se atrincheró desde el inicio. El Rayo buscó abrir grietas con paciencia: primero un zurdazo de Gumbau, luego un par de intentos de Isi Palazón. El portero Belov se agigantaba y el tiempo corría sin noticias en el marcador. La historia parecía escribirse con tinta gris.

Hasta que apareció Álvaro García. Minuto 77. Una arrancada por la izquierda, un quiebro seco y un disparo raso que, tras rebotar en el guante del guardameta, terminó besando la red. Fue un gol liberador, un estallido que rompió el silencio del estadio neutral y que devolvió al Rayo a la escena europea con toda la fuerza de un grito contenido durante un cuarto de siglo.

El tramo final tuvo suspense: un córner rival, un remate que amenazó con amargar la noche… y la parada providencial de Batalla, que sostuvo el 0–1 hasta el pitido final.

La crónica puede decir muchas cosas. Que el Rayo ganó por la mínima, que Álvaro decidió el partido y que los de Iñigo Pérez llegan con ventaja a la vuelta en Vallecas. Pero lo que quedará en la memoria es otra cosa: que el Rayo, 25 años después, volvió a escuchar el himno europeo, volvió a competir fuera de España y volvió a sentir que en Vallecas todo es posible. El Rayo vuelve a rugir en Europa 25 años después

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