El Real Madrid entrega el liderato en Girona y reabre las dudas sobre el proyecto de Xabi Alonso

El Real Madrid volvió a tropezar y cedió el liderato en Montilivi, donde repitió errores recientes y dejó escapar dos puntos vitales ante un Girona en reconstrucción. El equipo de Xabi Alonso sigue ofreciendo un perfil desconcertante: irregular, discontinuo, incapaz de sostener una presión coherente y carente de chispa en los metros finales. Vinicius y Mbappé permanecen huérfanos, desconectados de un sistema que no termina de funcionar.

Los empates en Vallecas, en Elche… y ahora Girona. El Madrid quemó en Montilivi los ahorros del Clásico y alimentó la sensación de que el plan del técnico puede ser demasiado verde o, directamente, demasiado viejo. Durante muchos tramos, al equipo le faltó rebeldía, ritmo y una verdadera urgencia competitiva.

La decisión de Xabi Alonso de alinear a Militao y Rüdiger, recién recuperados ambos, fue su mayor acierto. El alemán respondió con solvencia y el brasileño fue el mejor del equipo, incluso apareciendo en ataque para generar la ocasión más clara del primer tiempo. Arriba, sin embargo, el Madrid volvió a ser un conjunto previsible. El técnico apostó por la ortodoxia: Bellingham y Güler como mediapuntas por delante de Tchouameni, pero ambos quedaron demasiado lejos de Vinicius y Mbappé, casi invisibles por momentos.

El plan ofensivo derivó en un 4-1-4-1 espeso, sin fluidez en la circulación ni una estructura que potenciara a sus estrellas. Apenas un disparo lejano de Güler y una acción de Mbappé, bien bloqueada por Arnau, inquietaron a Gazzaniga.

El Girona, más modesto que el curso pasado pero firme en su plan, esperó su oportunidad. Tsygankov avisó con un disparo peligroso y poco después una transición perfecta dejó a Ounahi solo ante Courtois para firmar el 1-0. Otro gol encajado en repliegue lento, otra desconexión madridista.

En el descanso, Xabi Alonso retiró a Güler y dio entrada a Camavinga, buscando energía donde no había ideas. El Madrid monopolizó la posesión, pero sin profundidad. El Girona incluso pudo sentenciar en una carrera de Vanat, desbaratada por un gran Courtois.

Cuando el partido parecía encallado, Vinicius inventó desde la nada una jugada dentro del área en la que Hugo Rincón le pisó claramente. Mbappé transformó el penalti con seguridad, pero no hubo tiempo ni fútbol para más. El Madrid lo intentó sin convicción y se marchó de Montilivi con un empate que sabe a pérdida.

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