El reinado de Messi: Miami vibra antes del choque con el PSG

Inter Miami se enfrenta al campeón de Europa en los octavos del Mundial de Clubes y la ciudad ya tiene su monarca: Lionel Messi. Desde murales hasta estadios repletos, el argentino convirtió a la ciudad del sol en el epicentro global del fútbol.
Messi en la entrada al campo

Miami no es solo sol, playas y palmeras. Desde hace dos años, también es Messi. Es fútbol. Y si durante décadas fue una ciudad de estrellas, vacaciones y lujos, ahora se ha convertido en un destino idóneo para lo futbolístico. El Hard Rock Stadium, con capacidad para más de 65.000 personas, será testigo este domingo de uno de los partidos más esperados del Mundial de Clubes: Inter Miami vs PSG, un duelo cargado de morbo, emociones y reencuentros. Porque Messi se cruza con el club del que se fue por la puerta de atrás. Y lo hace en su nueva casa, donde no solo juega, también reina.

El fenómeno comenzó cuando Leo Messi aterrizó en la MLS a mediados de 2023. A su alrededor se construyó algo más grande que un equipo. Inter Miami se convirtió en un fenómeno cultural, comercial y, sí, también futbolístico. La camiseta rosa con el número 10 se volvió un objeto de deseo global. La ciudad, con más de la mitad de su población nacida fuera de EE.UU. y un marcado pulso latino, encontró en el rosarino una razón para mirar fútbol como nunca antes.

Desde Wynwood a Little Haiti, desde las gradas del Chase Stadium hasta los murales callejeros, la imagen de Messi lo invade todo. Sus goles, sus pases, su forma de entender el juego. En esta ciudad donde se conduce por autopistas que parecen de videojuego, el ’10’ construyó su propio mundo, el balón como religión y él como figura sagrada.

Pero esta noche no es una más. Porque del otro lado estará el Paris Saint-Germain, el club al que defendió entre 2021 y 2023, donde ganó títulos pero nunca encontró su lugar. El equipo en el que nunca fue feliz. El que no supo reconocerlo ni como campeón del mundo. El que lo dejó ir.

Será la primera vez que se enfrente al PSG desde su salida, y aunque él mismo ha reconocido que esos años quedaron atrás, es inevitable pensar en esta cita como una suerte de redención simbólica. Una “ley del ex” más un ajuste de cuentas deportivo.

Al frente estará un PSG potente, campeón de Europa y con una plantilla temible, pero que llega advertido por su entrenador. Luis Enrique, que conoce a Messi como pocos, lo dijo sin rodeos: “Si no somos capaces de quitarles el balón, no hay buena pinta. Messi con el balón sigue siendo único. Si encima tienen un entrenador como Masche… o damos una gran versión o el partido te lo ganan fácil”.

El técnico español, que también tuvo a Busquets, Jordi Alba y Luis Suárez en el Barcelona, reconoció que el partido es especial, diferente. Porque enfrenta no solo estilos y sistemas, sino generaciones que se conocen de memoria. Pero, si hay un momento en el que el equipo parisino parece estar encima de todo y de todos, es ahora. Parece que todo les sale bien, comandados por un Vitinha excelso, un Kvaratskhelia eléctrico y una pareja de laterales, con Nuno Mendes y Hakimi, que vienen en una racha perfecta.

Tuvieron un pequeño susto con el Botafogo, que les puso las cosas realmente complicadas y les arrebató una victoria que los brasileños tardarán en olvidar, aunque ayer quedasen eliminados por el Palmeiras.

En el otro banco estará Javier Mascherano, que ha logrado consolidar una idea de juego valiente, solidaria y con identidad. “Sabemos que somos los más débiles, pero no vinimos a rendirnos”, dijo en la previa. Y no lo dice por decir, el conjunto rosa superó un grupo durísimo, y aunque empatasen con Palmeiras tras ir ganando 0-2, se clasificó con merecimientos a esta fase.

Nos hemos cansado de ver a Lionel Messi muchísimas veces en los últimos 20 años haciendo cosas mágicas. Pero si el rosarino lograse eliminar a su antiguo equipo y seguir en el Mundial de Clubes, sería uno de sus hitos más complicados de lograr. Javier Mascherano habló, no solo sobre la brillantez de su zurda, sino también en cómo impulsa a sus compañeros. “El mejor mensaje no son las palabras de Leo, sino sus acciones en el campo; lo vieron contra el Palmeiras, nos regaló 95 minutos increíbles. Físicamente estaba al límite, pero aun así marcó el ritmo y el ritmo de sus compañeros; sabe cómo guiarlos, especialmente a los más jóvenes“.

A los 38 años recién cumplidos, Messi juega cada partido como si supiera que son los últimos. Y lo dice. Pero su rendimiento no ha decaído, dirige, asiste, decide. La MLS le queda chica, pero el Mundial de Clubes es otra cosa. Es el escenario ideal para un cierre de oro.

Sus números en Inter Miami explican su impacto: triplicaron los ingresos del club, agotan entradas en cualquier estadio y pusieron al fútbol en el centro del entretenimiento en Estados Unidos. Hoy, Miami es la capital del fútbol en América, y no gracias a una Copa ni a un Mundial, gracias a Messi.

¿Durará el efecto? ¿Qué pasará cuando Messi se retire? Las respuestas llegarán pronto, pero la apuesta de Jorge Mas y David Beckham fue clara, convertir a Inter Miami en un símbolo del fútbol continental. Hoy, con figuras de todo el Cono Sur, una estructura en crecimiento y el respaldo de la afición, el club está más cerca que nunca de lograrlo. Esta noche, ante el PSG, el desafío es gigante pero la ilusión es real. Porque Messi aún reina. Y cuando él está en el campo, todo puede pasar.

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