La Nations League femenina vuelve a situar a España frente a un escenario determinante. El Metropolitano acogerá a más de 70.000 aficionados para el partido decisivo de un torneo que solo conoce un campeón desde su creación en 2023.
El 0-0 cosechado en Kaiserslautern mantiene abierta una eliminatoria marcada por la tensión competitiva y por el contraste que dejó el encuentro de ida. España, vigente campeona del mundo y subcampeona de Europa, llega con la posibilidad de revalidar su título, aunque arrastra un reto histórico: nunca ha logrado derrotar a Alemania en 90 minutos.
El choque disputado el pasado viernes mostró una España con más posesión (56%) pero menos profundidad, con un control menos productivo del habitual y dificultades para imponerse en los duelos.
Alemania, al contrario, explotó con eficacia las bandas, fue más agresiva y generó las mejores ocasiones, incluyendo dos remates que se estrellaron en la madera.
Esa sensación de superioridad alemana obliga a la selección de Sonia Bermúdez a elevar su nivel competitivo en un escenario donde la exigencia será máxima.
La baja de Aitana Bonmatí
El golpe más duro llegó en el día de ayer. Aitana Bonmatí sufrió una fractura en el peroné izquierdo durante el entrenamiento del domingo, una noticia que altera el plan de España en el momento más decisivo.
La ganadora de los tres últimos Balones de Oro y líder futbolística del equipo no solo aporta continuidad en la posesión, sino la capacidad de acelerar el juego, romper líneas y sostener las fases ofensivas. Su ausencia implica reconfigurar el centro del campo y redistribuir responsabilidades en un espacio donde España suele construir su identidad.
Una selección germana crecida
La selección alemana aterriza en Madrid reforzada por la lectura positiva del partido de ida. Fue más vertical, más intensa y más peligrosa, interpretando mejor los espacios y castigando por fuera cada vez que encontró ventaja en los duelos.
Aunque no logró marcar, se sintió superior en amplios tramos del encuentro, lo que alimenta su confianza de cara al desenlace.
El equipo germano sabe que España buscará un partido más pausado, pero también confía en su capacidad para romper ese guion a través del ritmo y la agresividad. Alemania ha heredado históricamente los escenarios grandes y tiene una ventaja emocional: salvo la prórroga de la Euro 2025, nunca ha perdido ante España. Esa autoridad histórica, unida a la imagen sólida del viernes, convierte al equipo visitante en un rival con plena convicción.
La final reúne todos los elementos de una gran cita: un estadio repleto, una rivalidad histórica, un título en juego y un reto emocional para España. La selección llega con la responsabilidad de defender su corona y la oportunidad de cerrar otro capítulo memorable en un ciclo excepcional.
Sin Aitana, el desafío crece. Pero en el Metropolitano, ante un ambiente que será una herramienta competitiva más, España dispone de una ocasión inmejorable para revalidar su título, romper un muro histórico y reafirmarse como la gran potencia del fútbol femenino europeo.
¡Vamos España!
