España vuelve al escenario que ya conoce de memoria, el Boris Paichadze Dinamo Arena, para un partido que puede significar mucho. Una victoria en Tiflis deja a la selección prácticamente en el Mundial de 2026, todavía con una fecha por jugar. Llegan los de Luis de la Fuente con paso firme, invictos, plenos de confianza y sin recibir un solo gol en toda la clasificación. Al otro lado aparece una Georgia herida, casi eliminada, obligada a ganar todo y esperar milagros, pero con dos armas fuertes, Khvicha Kvaratskhelia, siempre peligroso, y Giorgi Mamardashvili, uno de los arqueros más difíciles de superar de Europa.
Cómo llegan los dos
España aterriza en Georgia en una forma perfecta, cuatro victorias en cuatro partidos, 12 puntos, 15 goles a favor y ninguno en contra. Si La Roja gana, quedará virtualmente clasificada, incluso aunque Turquía también triunfe. El equipo de De la Fuente sostiene una de sus mejores versiones recientes, viene de golear 4–0 a Bulgaria, de minimizar a Georgia en octubre, 2–0, y de estirar una racha que ya roza los 30 partidos sin derrota con el técnico riojano. A esto se le suma un detalle, España no concatenaba cinco duelos oficiales sin recibir un gol desde 2016. Son cuatro partidos y 419 minutos sin que a Unai Simón le marquen.
Georgia, en cambio, llega bastante distinta. Tiene solo tres puntos, producto de un único triunfo ante Bulgaria. Perdió los dos duelos de octubre frente a España y Turquía, y para aspirar al playoff debe ganar sus últimos dos encuentros y rogar que Turquía pierda los suyos. El camino es casi una utopía, pero Sagnol, el entrenador, insiste en jugarlo con los mejores. El equipo que sorprendió en la última Eurocopa, llegando a octavos y metiéndole miedo a España en Colonia, aún conserva ese músculo competitivo. En casa, además, siempre se hacen más grandes, con una hinchada que empuja mucho.
Las bajas y el plan de partido
Las listas explican mucho del contexto. España llega sin Lamine Yamal tras el polémico tratamiento médico que sorprendió incluso a la RFEF. Tampoco están Rodri, Pedri ni Nico Williams, cinco titulares del ecosistema más reconocible de la campeona de Europa. Aun así, el fondo de armario sostiene al equipo. En el doble pivote, Zubimendi y Fabián hacen una gran sociedad, Merino llega como el goleador de la fase clasificatoria y por detrás de ellos aparece un tridente de atacantes que con oficio, movilidad y gol, Ferran Torres, Yeremy Pino, Oyarzabal o Alex Baena, según matice De la Fuente.
En Georgia la situación también es delicada. Pierden a Georges Mikautadze, uno de sus futbolistas más determinantes, 21 goles en 41 partidos. Otar Kakabadze tampoco estará. Las ausencias obligan a Sagnol a confiar en un frente de ataque menos afinado, Zivzivadze, Kvilitaia y Kvaratskhelia, la estrella del PSG y el futbolista que le da sentido a todo el sistema ofensivo. Georgia no renuncia a su estilo,repliegue , líneas juntas y transición rápida hacia su número 7. España ya conoce ese juego de marzo de 2021, cuando Kvara convirtió el 1–0 y encendió la alarma hasta que Ferran y Dani Olmo dieron vuelta la historia.
Los porteros, grandes protagonistas
Uno de los duelos más interesantes se juega bajo los tres palos. Unai Simón vive uno de los momentos más sólidos de su carrera. Ha firmado cuatro porterías a cero consecutivas en la clasificación, sostiene 419 minutos sin ser vulnerado y va camino de igualar rachas históricas que se remontan al ciclo de Clemente, Luis Aragonés y Del Bosque. La seguridad actual de España nace en su arquero, con esa sobriedad, personalidad y la capacidad para aparecer cuando el partido se torna incómodo
Enfrente estará Giorgi Mamardashvili, el portero titular del Liverpool actualmente. Su crecimiento, moldeado por la mano de José Manuel Ochotorena en Valencia, nos remonta a lo que hace muchas veces hoy, atajar lo imposible. Ya en Anfield, donde llegó por 30 millones, tuvo actuaciones milagrosas con la presión de un equipo que todavía no remonta. Ha detenido 7 de los últimos 16 penales que le patearon y su presencia en Georgia es prácticamente un símbolo nacional. Es él quien sostiene la ilusión local de resistir el poder ofensivo de España.






