Gracias. Por hacernos soñar, por hacernos creer, por emocionarnos como nunca. Lo disteis todo, literalmente todo. Aunque la copa se fue a otro país, en España no hay nadie que no os vea como campeonas. Lo que transmitís en cada partido, en cada pase, en cada mirada al cielo antes de un penalti… eso, no se compra, no se entrena, no se fabrica. Se siente.
Nos habéis regalado una Eurocopa inolvidable. Invictas en el torneo, y lo más bonito, unidas entre todas. Este equipo ha demostrado que el fútbol femenino español ya no es el futuro, es el presente. Que lo de campeonas del mundo no fue casualidad. Que hay carácter, calidad y corazón.
Alexia, Aitana, Cata, Patri… Todas, absolutamente todas, habéis dejado una huella. Incluso cuando el final dolió. Incluso cuando los penaltis no quisieron entrar. Porque, aunque no os llevasteis el premio gordo, os llevasteis algo más grande: el respeto, la admiración y el amor de un país entero. Y eso, no lo borra ningún resultado.
Gracias por hacernos vibrar. Por ponernos la piel de gallina. Por hacernos llorar, sí, pero de orgullo. Volveréis. Volveréis más fuertes, más sabias, más preparadas. Porque vosotras no habéis perdido una final, habéis ganado algo mucho más poderoso, el corazón de una generación entera.
Volver con la cabeza bien alta. Gracias por hacernos soñar.