La Finalissima que enfrentará a España, campeona de la Eurocopa, y Argentina, campeona de la Copa América, se ha convertido en uno de los grandes focos del panorama futbolístico internacional. No solo por el atractivo de ver a dos de las mejores selecciones del mundo enfrentarse, sino también por el impacto económico que puede tener para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y la incertidumbre que rodea su confirmación definitiva.
La RFEF recibiría hasta 3 millones de euros por disputar este encuentro, lo que significaría el mayor caché percibido por la selección española en un solo partido. Además, esta final servirá como gran ensayo tres meses antes del Mundial de 2026 en Estados Unidos, México y Canadá. La fecha elegida para disputarlo sería marzo de 2026, con Doha como principal candidata a albergar el evento, concretamente en el estadio Lusail. También han mostrado interés otras sedes como Uruguay y Arabia Saudita, aunque Qatar continúa liderando las opciones.
Dudas por el apretado calendario
Aun así, el anuncio oficial sigue pendiente. Lionel Scaloni ha manifestado dudas debido a la falta de confirmación y al ajustado calendario antes del Mundial, mientras que Luis de la Fuente insiste en que no hay nada cerrado y que se espera una resolución “en los próximos días”. La posible fecha del 27 de marzo es la que más fuerza ha tomado en distintos medios internacionales.
La RFEF ha dejado claro que necesita una respuesta antes del 18 de diciembre para organizar el partido y evitar tener que programar amistosos alternativos en esa ventana FIFA, algo que supondría un impacto económico considerable y que también afectaría a la planificación deportiva de la Selección.
