El Barcelona recupera la sonrisa en la Champions. Una victoria holgada contra el Olympiacos que, pese a que pueda parecer algo exagerada, destila buenas sensaciones y motiva al equipo cara al Clásico del día 26.
Un inicio arrollador
El partido arrancó tal y como quería Flick. Un Barça dominante, comprometido y presionante . Un fútbol de quilates que se vio refrendado con una ocasión muy clara de Rashford solo cuatro minutos después del pitido inicial. En el 6′, Fermín descorchaba la botella. Balde filtró un pase dentro, el propio jugador sevillano liberó a Lamine por derecha con un toque sutil y el español intentó recortar al guardameta Tzolakis tras una elegante conducción. El guardameta impidió el remate del 10 pero el balón quedó muerto en el área. Fermín sacó el aguijón y la mandó dentro de las mallas.
Cogió la manija el Olympiacos y…2-0
El conjunto azulgrana siguió con el puño de hierro durante la fase inicial del encuentro. No obstante, el Olympiacos consiguió hacerse con la bola paulatinamente y apareció por las inmediaciones del área de Szczesny. Abanderados por el estilo de Mendilíbar, marcado por la intensidad y la presión tras pérdida, encasilló al cuadro local durante unos minutos. De hecho, Pirola pudo igualar la contienda en el 27 con un remate de cabeza que se marchó por encima del larguero.
La superioridad griega fue efímera. El Barcelona se despojó de las zarpas helenas y retomó el control del duelo. Así las cosas, el 2-0 no tardó en llegar. En el 38′, Pedri recuperaba una pelota en tres cuartos de campo, jugó con Dro y el canterano conectó con Fermín, que anotó con la zurda de nuevo con mucho temple.
Un penalti controvertido y una expulsión polémica
A la vuelta de vestuarios, Fermín, una vez más, se quedó a las puertas de ampliar diferencias con un remate con la testa que repelió el arquero. En ese preciso instante, el guion reveló un devenir inesperado: el Olympiacos logró recortar distancias. En una acción mal defendida por el Barça, El Kaabi contestó con un cabezazo inapelable a un centro magnífico dibujado por Podence desde el flanco derecho. Sin embargo, el balón colgado venía precedido de una mano de Eric García que obligó al VAR a rebobinar la jugada, puesto que en caso de que el zaguero español hubiera golpeado el esférico con una parte del cuerpo legal, hubiera dejado al extremo del Olympiacos en fuera de juego. Así pues, el colegiado decretó la pena máxima y El Kaabi la transformó. 2-1.
Con un amago de sublevación griega, el argumento del encuentro viró otra vez. Y es que, en el 56′, el árbitro expulsó a Hezze por segunda amarilla después de una falta dudosa sobre Casadó. Al no ser roja directa, el VAR no podía entrar.
Final apabullante
El Olympiacos optó por cerrar filas, pero no pudo evitar la catástrofe. El Barcelona se desató y dictó sentencia. En el 67′, Lamine se colocaba la corona tras batir a Tzolakis, que previamente había cometido penalti sobre Rashford, desde los once metros. Tres goles más restaban. En diez minutos, Rashford sumó dos más a su cuenta particular con sendos disparos con su flamante diestra y Fermín sellaba una actuación sensacional con un hat trick. Cabe recalcar que el tercer gol del andaluz tuvo lugar tras una elástica de Roony Bardjghi que deslumbró al Estadio de Montjuic.
6-1 , sin oposición y con la mente puesta en El Clásico del domingo, Flick procedió a efectuar los cambios y refrescar piernas. Una goleada que sirve como respaldo de energía para el equipo y que revitaliza la situación del cuadro azulgrana después de la derrota ante el PSG.
