Flick hunde la flota, Ancelotti hace aguas

Superado, así se debió sentir en la noche de ayer Carlo Ancelotti que, de nuevo como en el 0-4 del Bernabéu volvió a hacer aguas de forma estrepitosa ante el sistema de Hansi Flick. La verticalidad del FC Barcelona, así como la velocidad y desborde de sus puñales por las bandas (Raphinha y Lamine Yamal) volvieron loco al intento de defensa, porque aquello no puede ser llamado como defender, del Real Madrid. Una pareja de centrales de los cuales uno de ellos, Tchouameni, no lo es y da la sensación de jugar perdido, prácticamente como si estuviera para verlas venir. Unº lateral derecho, Lucas Vázquez que todavía a estas horas estará intentando seguir el ritmo frenético de un Raphinha con más espacios para correr que en las autovías alemanas. 

El hueco en la banda derecha del Real Madrid es preocupante e invita al pesimismo a estas alturas de la temporada en la que empieza a estar todo en juego. Las lesiones de larga duración de Carvajal y Militao han abierto una brecha en la línea de flotación del barco que Ancelotti ha intentado taponar usando una tirita. Porque ni Lucas Vázquez ni Tchouameni tienen la capacidad de rendir toda una temporada como titulares, menos si juegan en una posición que no es la suya, como es el caso del francés. Es más sonrojante cuando dispones de materiales para tapar el agujero (Raul Asencio) y decides no utilizarlos, o incluso cuando no aprovechas el periodo de fichajes para subsanarlo aunque sea con un parche de seis meses. Lo que está claro es que el Real Madrid no puede aguantar toda la segunda mitad de la temporada dejando que el agua siga entrando, llegará un momento que el peso de esta misma hará que el barco toque fondo.

Si hay algo a destacar a positivo del Real Madrid, si es que hay algo, son los destellos de calidad dejados por Kylian Mbappé, el francés por fin se asemejó algo al delantero de las últimas temporadas y clara muestra de ello es su gol a los pocos minutos de comenzar el partido, una arrancada marca de la casa haciendo recular a la defensa hasta meterla en el área, recortar y definir a la perfección. Resulta irónico que el mejor partido de Kylian Mbappé desde su llegada al Real Madrid coincida con el peor del equipo blanco en su conjunto, ya que después de esta jugada el Barcelona monopolizó el juego hasta plasmar su superioridad en el marcador, marchándose al descanso con el 1 a 4. 

La segunda mitad de este partido comenzó igual que terminó la primera, con el Barça dejándose la suela en el acelerador y pasandole la mano por la cara a un Real Madrid que en ese momento lo único que debía pensar era en como hacer para que la herida no se hiciera todavía más grande durante los más de cuarenta minutos que quedaban por delante. La expulsión de Szczesny, por derribar a Mbappé cuando este intentaba regatearle, fue lo que evitó que la goleada fuera mayor, quién sabe si el meta polaco del Barça pueda haber evitado que esa misma noche se hubieran tomado decisiones importantes en la oficinas del Real Madrid respecto al futuro de Carlo Ancelotti. Nunca lo sabremos.

De un navío que se hunde a otro que sale a flote, el Barça cerró el año 2024 con dos meses caóticos en cuanto a resultados deportivos y un sainete en los despachos derivado de los problemas para inscribir a Dani Olmo y Pau Victor. La Supercopa le ha servido al Barça para darle la vuelta al jamón y es que en el fútbol no hay mejor medicina que los títulos, y si son contra el máximo rival e imponiendo autoridad saben incluso mejor. Una victoria para pillar impulso en este tramo final, tratar de remontar en LaLiga y plasmar el juego visto en El Clásico en los partidos decisivos de la Champions.

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