José María Giménez es sinónimo de garra, entrega y liderazgo en el centro de la defensa del Atlético de Madrid. Desde su llegada al club, el central uruguayo se ha ganado el respeto de la afición y la confianza de Diego Simeone por su agresividad en la marca y su capacidad para ordenar la zaga. Sin embargo, su historia en el Metropolitano está teñida por un drama constante: las lesiones.
El calvario del jugador uruguayo con las lesiones
Los números no mienten y dibujan un panorama desolador que frena de manera sistemática la consolidación del jugador como un indiscutible inamovible. A pesar de su calidad indudable, Giménez se ha convertido en un habitual de la enfermería, perdiéndose una cantidad impactante de partidos por culpa de la fragilidad física.
La mayoría de los problemas de Giménez suelen concentrarse en la zona muscular, especialmente en los isquiotibiales y el muslo. Esta reincidencia es el principal obstáculo para el jugador, quien, cada vez que alcanza un pico de rendimiento, ve cómo una nueva dolencia lo saca de la convocatoria.
El cuerpo técnico y los servicios médicos del Atlético de Madrid han intentado por todos los medios encontrar una solución definitiva a esta fragilidad, pero el central uruguayo parece tener un límite físico que lo expone constantemente a las bajas.
A pesar de esto, cada vez que Giménez pisa el césped, lo hace con la intensidad de siempre. Su compromiso es innegable, pero la afición rojiblanca y el propio Simeone se preguntan: ¿hasta cuándo durará la racha de buena salud?
El talento de José María Giménez está fuera de toda duda, pero mientras los números sigan siendo tan crudos, la etiqueta de «jugador de cristal» será una sombra difícil de disipar en su brillante, pero intermitente, carrera en el Atlético de Madrid.
