El Sevilla FC sufrió este lunes un gran contratiempo. Adnan Januzaj, que regresaba al once titular para disputar minutos con la camiseta sevillana, tuvo que abandonar el terreno de juego antes de la media hora de partido ante el RCD Espanyol. El belga sintió un pinchazo en la parte posterior del muslo izquierdo y tras intentar continuar en el campo, pidió un cambio visiblemente afectado.
La imagen fue desoladora: Januzaj abandonó el césped entre lagrimas, con un gesto de impotencia y rabia contenida. El jugador del Sevilla buscaba reencontrase con su mejor versión tras varios meses de inestabilidad. Sus compañeros, tras la salida de Januzaj del césped, no dudaron en consolarle, tras este nuevo bache que el jugador debe enfrentarse.
La constante frustración de Januzaj
Está nueva lesión, reabre un nuevo capítulo en el historial de lesiones de Januzaj. Desde su llegada a Nervión, ha ido sumando numerosas lesiones. Algunas de corta duración y otras de varias semanas. Esto le ha obligado a estar fuera de los terrenos de juego más de lo que le gustaría, además de no adaptarse a la dinámica del club sevillista, dificultando su continuidad en el once inicial y su capacidad para competir al máximo nivel.
Desde el inicio del curso ha encadenado varios problemas en los isquiotibiales y en el bíceps femoral, dolencias que le han obligado a perderse semanas de competición y a frenar cualquier intento de continuidad. Cada vez que parecía recuperar ritmo y ganar minutos, aparecía una nueva molestia que lo apartaba de la dinámica del equipo. Generando la sensación de que su cuerpo no termina de responder a las exigencias físicas del calendario.
Estás lesiones reiteradas suponen un doble golpe para el jugador. Físicamente, porque cada recaída obliga a reiniciar un proceso de adaptación al juego. Y emocionalmente, por la sensación de no poder demostrar el talento y confianza, ya que llegó a LaLiga con la expectativa de recuperar el protagonismo.
La reacción de Januzaj reflejó la presión que arrastra por su falta de continuidad, pero lo que más preocupa al club es gestionar el impacto emocional de esta nueva lesión: el cuerpo técnico mantiene la prudencia ante su evolución y el vestuario, consciente del duro golpe moral para el jugador, se volcó en consolarlo mientras el Sevilla reorganiza sus planes sin una pieza ofensiva en un momento clave.
