Jordán ha alcanzado esta semana la cifra de 200 partidos oficiales con la camiseta del Sevilla FC. Un número que le posiciona en uno de los centrocampistas más utilizado por el club. Su participación frente al Valencia ha servido para afianzar una cifra que resume seis años de trabajo, altibajos, lesiones y grandes noches europeas.
El futbolista catalán llegó a Nervión en el verano de 2019, procedente del SD Eibar, como uno de los fichajes estratégicos para reforzar el mediocampo del Sevilla de Julen Lopetegui. Su adaptación fue inmediata: debutó en la primera jornada de Liga ante el Espanyol y, desde entonces, se consolidó como un jugador de peso en el esquema sevillista. Aquella primera temporada, en la que disputó 49 encuentros, culminó con la conquista de la Europa League de 2020 en Colonia, uno de los hitos más importantes de su carrera.
A lo largo de sus primeras campañas, Jordán destacó por su inteligencia táctica, su precisión en la entrega y su capacidad para ordenar el juego. Muchos recuerdan esa semifinal ante el Manchester United, como uno de sus mejores partidos.
Sin embargo, su trayectoria no ha sido fácil siempre y ha tenido sus propias dificultades. En la temporada 2023-24 apenas acumuló minutos, lo que motivó su cesión al Deportivo Alavés. En Vitoria recuperó sensaciones, disputando 27 encuentros y firmando una de sus campañas más completas en cuanto a aportación ofensiva.
De regreso a Sevilla este verano, bajo las directrices de Matías Almeyda, el técnico argentino no ha atados en mostrado públicamente su confianza en él.
Con contrato hasta 2027, Jordán encara este tramo final de año con el objetivo de recuperar su mejor versión. Su gran experiencia, criterio y visión de juego hace que el futbolista sea fundamental para un Sevilla FC que busca estabilidad y recuperar la confianza.
