No es un bache, no es una mala semana, no es mala suerte: es una vergüenza. Los enfrentamientos entre equipos de Premier League y LaLiga en esta edición de la Champions League han dejado al fútbol español completamente retratado. El balance es demoledor: 8-1 para Inglaterra y un parcial de 19-4 en goles. Una diferencia tan abismal que ya no admite ni excusas ni paños calientes.
Los nueve partidos disputados lo dejan clarísimo:
- Chelsea 3-0 FC Barcelona
- Liverpool 1-0 Real Madrid
- Arsenal 4-0 Atlético de Madrid
- Villarreal 0-2 Manchester City
- Newcastle 2-0 Athletic Club
- Athletic Club 0-2 Arsenal
- Newcastle 1-2 FC Barcelona (la única victoria española)
- Liverpool 3-2 Atlético de Madrid
- Tottenham 1-0 Villarreal
Nueve partidos, ocho derrotas, un triunfo aislado. Y solo cuatro goles españoles: dos del Atleti (Llorente), dos del Barça (Rashford). Nada más.
Y sí, es verdad, siete de los nueve partidos se jugaron en Inglaterra, con el factor campo totalmente del lado inglés. Pero ni así se puede justificar la diferencia. No es por cuánto se pierde, sino cómo se pierde. Sin competir, sin ritmo, sin físico, sin mentalidad. Los ingleses pasan como apisonadoras, mientras que los españoles parecen equipos de otra categoría.
Desde los despachos, algunos siguen repitiendo que “LaLiga es la mejor liga del mundo” y que “los mejores clubes están en España”. Lo decía Javier Tebas hace no tanto. Pero esta Champions ha mostrado exactamente lo contrario. Ahora mismo, España está muy lejos de Inglaterra, y quien no quiera verlo está viviendo en un espejismo.
La Premier no solo gana: arrastra, aplasta y humilla. Y LaLiga, en vez de reaccionar, se queda mirando. Si esto no enciende las alarmas, nada lo hará.
