Tan solo llevamos tres jornadas y ya han sido más que suficientes para comprobar que la vida, o más bien LaLiga, sigue igual. Y es que el fútbol español se marcha al primer parón de selecciones del curso con la sensación de que los cambios que se prometieron con la renovación del CTA son prácticamente inexistentes. Desde que Fran Soto asumiera la presidencia del Comité Técnico de Árbitros, en sustitución de Medina Cantalejo, el pasado mes de julio, no se ha atisbado ni una pizca de cambio en el estamento arbitral. Tan solo una ridícula petición desde este organismo por el cual se pedía que se llamara a los árbitros por su nombre y primer apellido en lugar de por los dos apellidos. Todo esto con la intención de “humanizar” la figura de los árbitros.
"Me avergüenzo de mi comportamiento en la banda. Soy fiel defensor del error arbitral" 🗣️
— DAZN España (@DAZN_ES) August 31, 2025
"Si jugamos con VAR y no funciona… habrá que posponerlo hasta que se arregle" 📺
Íñigo Pérez, muy claro sobre lo ocurrido en Vallecas #ElPost pic.twitter.com/Fh7Czv2nsM
Más allá de eso, la cruda realidad es que en el terreno de juego y en la sala VOR todo sigue igual. Los errores flagrantes siguen teniendo lugar, incluso se podría decir que cada vez van a más; véase el fuera de juego de Giuliano Simeone o el cortocircuito del VAR en el Estadio de Vallecas.
“¿No hay VAR?”
Hasta ahora no habíamos sido testigos de un bochorno como el acontecido en el partido que enfrentó al Rayo Vallecano contra el FC Barcelona en Vallecas. Un error técnico impedía que el VAR estuviera operativo durante distintos tramos prolongados durante el primer tiempo. Una primera mitad en la que el cuarto árbitro se dedicó a informar a los banquillos cuando funcionaba la pantallita y cuando no, surrealista. En todo este jaleo los entrenadores y jugadores andaban desquiciados, normal, más cuando no se pudo revisar un penalti, cuanto menos discutible, de Pep Chavarría sobre Lamine Yamal.
Que no hay VAR. #ElDíaDespués pic.twitter.com/CQXof8Rgnj
— El Día Después en Movistar Plus+ (@ElDiaDespues) September 1, 2025
Y digo yo; ¿acaso no debería existir un protocolo que contemple parar el partido cuando el VAR no funcione?. Cuando al árbitro se le estropea el pinganillo se para el partido el tiempo que sea necesario hasta que se solucione el problema, al igual que cuando sucede algo en la grada. El VAR, nos guste o no, ya es un elemento más de nuestro fútbol, y no se puede jugar sin él.
El fuera de juego fantasma
Siempre he pensado que el VAR es una gran herramienta mal utilizada, lo que apunta directamente a los que la utilizan. Muy útil para aspectos objetivos, como los fueras de juego, que se alejan de cualquier tipo de interpretación. El problema es cuando ni para los aspectos puramente objetivos sabes hacer uso de esta herramienta. No es posible que con cuatro árbitros en el campo y otros tres al otro lado de la pantalla en Las Rozas no sean capaces de apreciar un fuera de juego de algo menos de un metro.
🚨 ¡ERROR del VAR! Han concedido el gol 0-1 de Giuliano Simeone en el Alavés – Atleti habiendo fuera de juego
— Tiempo de Juego (@tjcope) August 30, 2025
💥 @pedritonumeros: "Es un fuera de juego muy claro"
👉🏻 El argentino está por detrás de Sivera y solo hay un rival detrás del jugador del @Atleti #AlavesAtleti pic.twitter.com/GbZFRbPbAe
El gol de Giuliano Simeone en Mendizorroza representa uno de los errores arbitrales más graves de la era VAR. Un fallo que solo se puede explicar desde un desconocimiento total del reglamento que haya llevado a la interpretación, errónea, de que el jugador del Alavés, situado casi en línea de gol, habilita al del Atlético de Madrid. Todo ello sin tener en cuenta la figura del portero. Para medir la dimensión de este error solo hay que ver la rapidez con la que el CTA entró de oficio para meter en la nevera a González Fuertes, árbitro encargado del VAR en dicho partido.
Esta sigue siendo la realidad del estamento arbitral en España; mismos árbitros, falta de protocolos, mismos o peores errores que antes. Con la única diferencia de que ahora el fallo no lo comete González Fuertes, ahora lo comete Pablo González.