Imposible: “Que no puede ser o suceder, o que no puede realizarse.” Aunque a veces parece que para el Real Madrid eso no es así. Como si fuese brujería, como si de algo divino se tratase, de algo completamente fuera de lo normal, que se escapa de la lógica.
Si hace justo una semana llegan a decirnos que hoy mucha gente cree en la remontada hubiese parecido una locura. Pero claro, en el manicomio los locos sobran.
Y qué alegría poder tener esa locura. La de creer por experiencia, y no por simple esperanza. La de tener fe ciega en tu equipo, a pesar de que parezca algo irreversible.
Pero eso, es algo que se ha ganado a pulso el conjunto blanco. Por historia, por la épica, por las noches de las remontadas en el Bernabéu. Por Juanito, Di Stefano, Raúl, Cristiano, Vinicius o Mbappé. Argumentos tienen de sobra los madridistas para confiar en la leyenda blanca. Pero hay uno que está por encima de todos. La pura ilógica de lo que es el Madrid.

Noche de Champions, noche de remontada, en el templo de la locura, en el manicomio de lo irracional. En miércoles santo, y con la divinidad siempre de su lado.
Cómo dirían los merengues: “No sé por qué creemos, si sabemos que es imposible. O no….”