El Bayer Leverkusen vive un inicio de temporada complicado que contrasta con la gloria que había hace un tiempo. Tras la histórica etapa de Xabi Alonso, que llevó al club a conquistar la Bundesliga y soñar en Europa, la directiva apostó por un relevo arriesgado: el fichaje de Erik ten Hag.
El técnico neerlandés llegó con la misión de continuar el proyecto ganador, pero apenas dos jornadas lo destituyeron, tras un inicio de curso desastroso y una relación fría tanto con el vestuario como con la afición. Una decisión que deja al club en estado de shock y sin un plan claro a corto plazo.
Una apuesta fallida y salidas dolorosas
La elección de Ten Hag buscaba dar continuidad al estilo ofensivo de Alonso, pero el resultado fue lo contrario. El equipo se mostró sin identidad y con un rendimiento pobre. Para empeorar las cosas, el verano ha traído consigo salidas muy sensibles como las de Piero Hincapié, referente en defensa, y Victor Boniface, goleador clave, dejaron un vacío enorme en la plantilla.
Estas bajas, unidas a la falta de un entrenador estable, hacen que el Leverkusen haya perdido gran parte del bloque que lo llevó a la cima del fútbol alemán. La afición, consciente de ello, no tardó en mostrar su descontento y preocupación.
¿Y ahora qué?
El futuro del Leverkusen es una incógnita. La directiva trabaja ya en la búsqueda de un nuevo entrenador capaz de devolver al equipo la estabilidad y el fútbol atractivo que le llevó a la cima. Los nombres comienzan a sonar, pero lo cierto es que la sombra de Xabi Alonso sigue muy presente.
Un club que hace apenas unos meses levantaba títulos y se consolidaba como una referencia en Europa, ahora enfrenta un escenario peligroso: reconstruirse rápido o arriesgarse a perder todo el terreno ganado.
