El Real Madrid ganó 2-1 al FC Barcelona en un Clásico cargado de tensión, con mucho más que fútbol sobre el césped. El encuentro terminó con una tangana en el centro del campo que reflejó el ambiente caliente que se respiraba desde días antes.
Todo empezó con unas declaraciones de Lamine Yamal que no sentaron nada bien en el vestuario blanco. El joven del Barça dijo en un programa de la Kings League: “Ellos roban, ellos se quejan… claro que lo hacen”. Esa frase encendió las redes y llegó al Bernabéu como gasolina sobre un partido ya de por sí eléctrico.
Durante el juego hubo gestos, piques y comentarios entre los jugadores, aunque todo estalló tras el pitido final. Dani Carvajal fue el primero, tras terminar el partido, en acercarse a Lamine para recriminarle sus palabras: “Habla menos y juega más”, le soltó el lateral. Enseguida se sumaron otros futbolistas, y la bronca fue subiendo de tono.
Vinícius, que había terminado el partido enfadado tras ser sustituido, volvió al césped al ver el altercado y fue directo hacia el joven blaugrana. Vinicius le habría dicho: “Ya viste lo que pasa cuando hablas de más”. Courtois también intervino para reprocharle su actitud: “Tus comentarios sobran, respeta un poco”. Lamine, lejos de quedarse callado, les respondió con firmeza: “Si queréis, lo hablamos dentro”, en referencia al túnel de vestuarios. Esa frase encendió aún más los ánimos y varios jugadores tuvieron que intervenir para que la discusión no pasara a mayores.
El árbitro del encuentro, César Soto Grado, reflejó lo ocurrido en el acta: seis tarjetas amarillas, tres para cada equipo y una expulsión directa al portero suplente del Madrid, Andriy Lunin, por “salir de su banquillo hacia el banquillo rival en actitud agresiva”. También dejó constancia de empujones, insultos y de la intervención de personal de seguridad para separar a los jugadores.
Después del partido, los protagonistas intentaron calmar las aguas. Aurélien Tchouaméni dijo en zona mixta: “Me gustó que hablara, pero lo importante se demuestra en el campo”. Desde el Barça se criticó la “reacción exagerada” de algunos jugadores del Madrid y se pidió que “la rivalidad no se convierta en hostilidad”.
El Clásico volvió a dejar claro que no es un partido cualquiera. Hubo goles, polémica y fútbol, sí, pero también orgullo, provocaciones y un final que quedará grabado. El Madrid se llevó la victoria, pero la bronca final fue la imagen que resumió una noche donde la tensión ganó por goleada.
