Hace apenas un año, Kylian Mbappé salía del campo cabizbajo frente al Liverpool tras fallar un penalti y perder 15 veces la posesión, ofrececiendo una de sus versiones más grises. Aquel partido, junto al disputado ante el Athletic Club (fallando otro penalti), marcó uno de los puntos más bajos de su carrera. Hoy, el escenario es muy distinto: el delantero del Real Madrid llega al mismo rival convertido en Bota de Oro y con unas cifras que asustan —19 goles y 2 asistencias en 16 partidos—.
De la frustración al liderazgo total
La temporada pasada, Mbappé reconoció públicamente que tocó fondo anímicamente. El peso de las expectativas, los errores decisivos y la presión mediática hicieron mella en un futbolista acostumbrado a brillar. Su bajo rendimiento frente al Liverpool y el Athletic sirvieron como punto de inflexión para replantearse su mentalidad y su forma de competir.
Una versión imparable en el Real Madrid
Casi doce meses después, la historia se ha invertido. Mbappé lidera al Real Madrid con autoridad, siendo el máximo goleador de la temporada y la gran referencia ofensiva del equipo de Xabi Alonso. Su efectividad de cara al gol, su capacidad para decidir partidos y su constancia lo han situado como el mejor jugador del mundo en la actualidad. La madurez y confianza que muestra en cada acción contrastan con la frustración que transmitía un año atrás.
Mbappé y un regreso simbólico ante el mismo rival
El duelo de esta noche frente al Liverpool representa mucho más que un partido de Champions: es la oportunidad perfecta para cerrar el círculo. Mbappé vuelve al escenario donde vivió uno de sus momentos más duros, pero ahora lo hace desde la cima, con la seguridad de quien ha aprendido a dominar la presión y convertirla en su mejor aliada.
