España volvió a brillar, esta vez en Valladolid, con una goleada clara (4-0) frente a Bulgaria. Más allá del marcador, el protagonismo volvió a tener nombres propios: Mikel Merino y Mikel Oyarzabal. Los dos marcaron y dejaron claro que son piezas clave en esta selección de Luis de la Fuente, que no deja de crecer desde que él tomó las riendas.
Merino fue el encargado de abrir el camino con un cabezazo impecable en el primer tiempo. Ya en la segunda mitad, repitió con otro tanto dentro del área, demostrando su buen momento. El navarro vive una etapa dulce con la selección: suma diez goles como internacional, seis de ellos en los últimos cuatro partidos. Es el segundo máximo goleador de la ‘era Luis de la Fuente’. Su capacidad para llegar desde atrás y aparecer en el área rival se ha convertido en una de las armas más efectivas del equipo.
Por su parte, Oyarzabal cerró la goleada con un penalti en los minutos finales. El capitán de la Real Sociedad alcanzó los 19 goles con España, y con 13 bajo la dirección de De la Fuente, se mantiene como el máximo goleador del actual ciclo. No es un jugador que acapare portadas, pero su compromiso y regularidad lo han convertido en uno de los más importantes del grupo.
La victoria tuvo además un significado especial: España igualó el récord histórico de 29 partidos sin perder, una marca que solo había logrado la selección de Vicente del Bosque entre 2010 y 2013, en plena época dorada. Con este resultado, el equipo confirma su excelente momento tras ganar la Eurocopa 2024 y encara con confianza la clasificación matemática para el próximo Mundial.
En Valladolid se volvió a ver a una España seria, unida y eficaz, con una identidad muy marcada. Y dentro de ese bloque, los dos ‘Mikels’ representan a la perfección el espíritu del grupo: jugadores de perfil discreto, pero siempre dispuestos a aparecer cuando hace falta. No necesitan brillar más que nadie; les basta con hacerlo en el momento justo. Y anoche, otra vez, fueron ellos quienes pusieron los goles.
