No muchos lo recuerdan, pero el FC Porto fue el último club europeo en conquistar la Copa Intercontinental, en diciembre de 2004. Fue una final sin goles, pero con una intensidad que la convirtió en un hito en la historia del club portugués. Enfrente estaba Once Caldas, campeón de la Copa Libertadores, que llegaba desde Colombia con el cartel de revelación. El escenario fue el Estadio Internacional de Yokohama, el mismo que dos años antes había acogido la final del Mundial entre Brasil y Alemania.
Campeón de la Champions con Mourinho
El Porto llegaba como campeón de la Champions League 2003-04, un título que había conseguido bajo la dirección de José Mourinho. Sin embargo, para entonces, el técnico ya había partido hacia el Chelsea, y el equipo había sufrido algunos cambios. Aun así, conservaba parte del bloque ganador, con nombres como Maniche, Derlei, Pedro Emanuel o el joven Ricardo Quaresma. En frente, Once Caldas proponía un fútbol mucho más conservador, que lo había llevado a superar a equipos como Boca Juniors y São Paulo camino a la Libertadores.
El partido fue cerrado, muy físico, sin apenas ocasiones claras. Porto dominó por momentos, estrelló hasta tres balones en el poste y lo intentó con más decisión, pero no logró romper el muro del portero colombiano Juan Carlos Henao, que fue una de las figuras de la final. Tras 120 minutos sin goles, todo se decidió en una larga y dramática tanda de penaltis. El resultado final: 8-7 para el Porto, con Pedro Emanuel anotando el penalti definitivo y Vítor Baía siendo el héroe bajo los palos. Fue la segunda Intercontinental del club tras la lograda en 1987 ante Peñarol.
Lejos quedaron esos días para el Porto
Aquella final fue la última antes de que la Copa Intercontinental pasara a ser el actual Mundial de Clubes organizado por la FIFA. Un cierre simbólico para una época en la que solo los campeones de Europa y Sudamérica se disputaban el título mundial. Dos décadas después, el FC Porto ha vuelto a tener una oportunidad de brillar en el escenario global. Sin embargo, con un empate (Palmeiras) y una derrota (Inter de Miami) el club portugués se encuentra cerca de la eliminación y muy lejos de alcanzar la gloria que en su día alcanzó en tierras niponas.
