En un Mercedes‑Benz Stadium abarrotado y expectante, el PSG firmó una de sus victorias más serias y contundentes de la era Luis Enrique al imponerse por 2‑0 al Bayern de Múnich, en los cuartos de final del Mundial de Clubes 2025. Un partido cargado de tensión táctica, golpes duros, y una resolución digna de competición internacional.
El primer tiempo dejó claro que ambos equipos llegaban con respeto mutuo y con una consigna clara: no conceder. El Paris Saint-Germain, ordenado y paciente; el Bayern, más dinámico en la circulación pero con poca profundidad. La ocasión más significativa del primer acto, sin embargo, fue la más amarga: Jamal Musiala cayó lesionado tras un choque fortuito con Donnarumma. La joven estrella bávara abandonó el campo en camilla, en una imagen que heló el ambiente y descolocó emocionalmente al conjunto alemán.
Ya en el segundo tiempo, el Paris Saint-Germain fue ganando metros y confianza. En el minuto 78, un error garrafal de Harry Kane en salida acabó siendo letal: Désiré Doué cazó el balón y, con un zurdazo implacable, batió a Neuer para abrir el marcador. Fue un golpe directo al orgullo del Bayern, que no consiguió reaccionar con claridad.
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El final del partido
Los minutos finales estuvieron marcados por el caos y la tensión. El PSG se quedó con nueve jugadores tras las expulsiones de Willian Pacho y Lucas Hernández. A pesar de la inferioridad numérica, el conjunto francés resistió con firmeza e incluso tuvo el temple para sentenciar. En el minuto 96, en plena contra, Ousmane Dembélé definió con clase un contragolpe veloz que firmó el 2‑0 definitivo.
El Bayern, desesperado y sin ideas, acabó pagando caros sus errores. Además de la eliminación, se lleva la amarga despedida de Thomas Müller, que jugó su último partido con el club.
El Paris Saint-Germain, por su parte, rompe con una racha de cuatro derrotas consecutivas ante los bávaros y se mete con autoridad en las semifinales, donde le espera el ganador del Real Madrid vs Borussia Dortmund.
El PSG no solo venció, sino que convenció. Supo sufrir, gestionar la presión y golpear cuando tocaba. La lesión de Musiala cambió el tono del encuentro, pero el mérito parisino fue no perder el control nunca. Una actuación madura que les sitúa como serios candidatos al trono mundial. El Bayern, por contra, se marcha frustrado, con demasiadas preguntas por resolver.