¿Qué le pasa a Vinicius Jr?

La estrella brasileña ha ido perdiendo protagonismo con el paso del tiempo y muchos dudan de si es el hombre indicado para gobernar a este equipo
Vinicius Jr celebrando un gol

El caso de la estrella brasileña lleva sondeando varios meses el Santiago Bernabéu y es que desde que “perdió” el balón de Oro, no ha tenido ninguna actuación que recordase al Vinicius de la temporada pasada. El Real Madrid afronta el final de temporada, sin jugarse nada, con un rendimiento por debajo de lo esperado de sus principales referentes ofensivos. Vinícius, Bellingham y Rodrygo han mostrado una clara bajada de nivel en el momento clave del curso. El único que se salva es Kylian Mbappé, quien sigue en la pelea por el pichichi.

En ese contexto, la figura del extremo brasileño se encuentra en un limbo. Ha perdido peso como líder de ataque y su influencia se ha diluido entre decisiones erráticas, pérdidas constantes y una tendencia al individualismo poco efectiva. Pese a ello, nadie duda de que el brasileño es uno de los mayores talentos del fútbol mundial, y que su capacidad para romper partidos sigue intacta. No está en su mejor momento, pero el futuro del proyecto madridista sigue teniendo su nombre marcado en grande.

El desgaste físico y mental acumulado, sumado a la presión mediática y al crecimiento de Mbappé como gran estrella del equipo, parecen haber afectado a Vinicius. Se le ve incómodo, forzando jugadas, exigiéndose más de lo necesario y a menudo frustrado consigo mismo. Sus clásicas arrancadas desde la banda izquierda han perdido explosividad, y sus decisiones en el último tercio del campo no están marcando diferencias como antes. A todo esto se suma la falta de química en la sociedad con los laterales.

Su versión actual no es ni la de un líder ofensivo. El brasileño se mueve en una tierra de nadie, sostenido por su nombre y su potencial, pero lejos del jugador que en 2022 y 2023 decidió finales con jerarquía. En medio de esta dinámica, su lenguaje corporal transmite incomodidad, ansiedad y falta de confianza, justo en el momento de mayor exigencia del año.

El Clásico contra el FC Barcelona era el escenario perfecto para redimirse. Con todas las miradas puestas en él y con el foco de la crítica cada vez más fuerte, Vinicius tenía la oportunidad de demostrar que sigue siendo uno de los hombres clave del proyecto blanco. Pero el partido dejó una sensación amarga. A pesar de haber dado dos asistencias, su actuación fue gris, sin profundidad ni determinación. De nuevo, perdió la mayoría de los duelos individuales y no logró imponerse en velocidad ante la zaga culé.

Más allá de los números, su partido fue un resumen de su temporada, intermitente, sin chispa, más participativo que determinante. En un duelo que pedía liderazgo, Vini no respondió. No fue el jugador que calla bocas con el balón, sino uno más en un Madrid plano, sin alma, y con la mente más en lo que viene que en lo que está por terminar. El brasileño necesita reencontrarse no solo con su juego, sino con su papel: volver a ser determinante.

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