El Real Madrid volvió a parecer el de las grandes noches. Después de dos tropiezos preocupantes ante PSG y Atlético de Madrid, el equipo de Xabi Alonso recuperó su esencia competitiva frente al Barcelona, mostrando solidez, carácter y variantes tácticas. El técnico donostiarra dio con la tecla en un momento en el que el vestuario pedía respuestas.
Los cambios que devolvieron el equilibrio
Xabi Alonso introdujo ajustes decisivos en el esquema. Mantuvo el 4-3-1-2 con Bellingham como mediapunta, pero apostó por Camavinga en una posición adelantada por la derecha, apoyando tanto en defensa como en salida. Además, Tchouaméni se consolidó como ancla del mediocampo, dando orden y cobertura constante. Estas modificaciones permitieron al Madrid recuperar la intensidad y presión coordinada que había perdido en París y en el Metropolitano.
— Real Madrid C.F. (@realmadrid) October 27, 2025
Actitud, presión y energía: el ADN del nuevo Madrid
Más allá del dibujo, lo que cambió fue la mentalidad. El equipo volvió a competir cada balón como si fuera el último, con una presión alta que desbordó al Barcelona. Camavinga encarnó ese espíritu rebelde que había faltado, y Valverde volvió a ser ese pulmón incansable en el lateral derecho. Con el equipo más junto, los blancos recuperaron la agresividad y la convicción que siempre les han hecho temibles en los grandes partidos.
El efecto Xabi Alonso
Frente al PSG y el Atlético, el Real Madrid abusó de la posesión lateral y la falta de profundidad. Ante el Barça, la historia fue distinta.
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— Real Madrid C.F. (@realmadrid) October 29, 2025
Xabi Alonso redujo los toques innecesarios, apostó por transiciones rápidas y buscó a sus estrellas —Mbappé, Vinícius y Bellingham— en zonas donde pudieran hacer daño. El resultado fue un equipo más vertical, más claro y, sobre todo, más reconocible.
 
				 
															





