El Real Madrid ha firmado un arranque impecable con dos victorias en dos jornadas y, lo más llamativo, la portería intacta. Un inicio que debería ser sinónimo de tranquilidad… pero que en Chamartín genera un matiz de desconfianza.
Lo llamativo no son tanto los seis puntos, algo habitual en el Madrid, sino haberlo hecho sin encajar goles. Ese detalle, sin embargo, esconde un precedente incómodo: la última vez que ocurrió fue en la temporada 2004/05. Aquel Madrid, que arrancó bajo la batuta de Camacho, acabó viendo cómo el Barcelona de Eto’o le arrebataba la Liga. Un recuerdo que invita a la cautela, pese al entusiasmo actual.
La diferencia es que este Madrid vive el inicio de un nuevo ciclo. Kylian Mbappé, en su segunda temporada en el Bernabéu y con el dorsal 10 a la espalda, ha irrumpido con autoridad: tres goles en dos partidos que refuerzan su papel de líder indiscutible. A su alrededor, un equipo joven y ambicioso sigue con determinación la hoja de ruta del nuevo cuerpo técnico, mostrando una identidad definida y competitiva.
La memoria histórica, no obstante, deja entrever la duda sobre si este arranque impecable puede ser un verdadero presagio de éxito o, por el contrario, una simple trampa estadística como la de 2004/05. La respuesta puede empezar a vislumbrarse ya esta misma noche, cuando el Madrid recibirá al Mallorca en el Santiago Bernabéu (21:30). Allí, los blancos tendrán la oportunidad de confirmar que el buen arranque no es una casualidad, sino el reflejo de una candidatura sólida.
En Madrid, la ilusión convive con el temor a repetir viejos fantasmas. Pero el presente ofrece señales distintas con un líder que ya marca las diferencias, un equipo que transmite convicción y una afición que vuelve a soñar. El miedo, al fin y al cabo, no deja de ser un recordatorio de lo que está en juego.
