El Olímpico de Roma fue escenario de un hecho insólito. En el minuto 81, con el marcador en contra, la Roma tuvo la oportunidad de empatar el partido desde el punto de penalti. Lo que debía ser una ocasión clara de gol se convirtió en una pesadilla: el equipo falló tres lanzamientos consecutivos y el guardameta del Lille, Berke Özer, se convirtió en el héroe inesperado de la noche.
El primer intento fue detenido con solvencia. El árbitro ordenó repetirlo por invasión en el área. El segundo disparo, nuevamente ejecutado por los locales, también acabó en las manos de Özer. Y para redondear el drama, el tercer lanzamiento, esta vez cambiado de tirador, volvió a ser rechazado por el portero turco.
El Lille golpea y resiste
El Lille había tomado ventaja en el marcador en la primera parte y, a partir de ahí, supo aguantar la presión de la Roma. El triple fallo desde los once metros reforzó la moral del conjunto francés, que resistió hasta el final con un portero gigante bajo palos. El 0-1 final dejó a los locales hundidos y a los visitantes celebrando una victoria histórica.
La Roma y una noche para el olvido
Lo ocurrido refleja varias cuestiones: la fragilidad mental de la Roma en momentos clave, la dificultad para ejecutar desde el punto de penalti bajo presión y la grandeza de un portero que se hizo enorme en tres ocasiones seguidas. Tres oportunidades desperdiciadas que pudieron cambiarlo todo y que, en cambio, quedarán en la memoria como una de las escenas más surrealistas en la historia reciente de las competiciones europeas.
Confianza renovada en Özer
Al inicio de la temporada en la Ligue 1, la salida de Lucas Chevalier rumbo al PSG había dejado dudas en el Lille sobre si habían acertado vendiendo a su portero titular. Sin embargo, tras actuaciones como la del Olímpico, Berke Özer está disipando cualquier incertidumbre: el joven guardameta demuestra que tiene nivel de sobra para asumir la responsabilidad y ser decisivo en Europa.
