Sandro Rosell admite que conoció a Negreira

El expresidente del FC Barcelona reconoció ante la jueza que vio y trató con el exvicepresidente arbitral desde 2003
Sandro Rosell

La declaración judicial de Sandro Rosell ha introducido un elemento clave en el desarrollo del caso Negreira. El expresidente del Barcelona, que formó parte de la junta directiva en la primera etapa de Joan Laporta (2003-2005), reconoció ante la jueza que conoció personalmente a José María Enríquez Negreira desde el inicio de aquel mandato. Un testimonio que contrasta frontalmente con la versión ofrecida días atrás por Laporta, quien aseguró no haber conocido nunca al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros.

Al señor Negreira ya lo conocí en el 2003 cuando entramos en la primera Junta del señor Laporta”, afirmó Rosell en una declaración cuya grabación ha salido a la luz. Según su relato, Negreira fue presentado como la persona que históricamente realizaba el asesoramiento arbitral del club, encajando su figura dentro de una estructura que la nueva directiva asumió como heredada.

Rosell insistió en que la presencia de Negreira no era constante ni personal, sino funcional. Aseguró que entre 2003 y 2005 lo vio “alguna vez” por el estadio y las instalaciones del club, realizando informes arbitrales. Incluso matizó que, en muchos casos, ese trabajo se hacía desde casa, al considerar más eficaz el análisis televisivo con repeticiones.

El exmandatario quiso subrayar que no tomó decisiones individuales sobre ese asesoramiento y que su conocimiento se limitaba a lo que era habitual dentro del engranaje del club. En ese sentido, presentó a Negreira como un proveedor más, integrado en la rutina institucional del Barcelona durante aquellos años.

Uno de los puntos más relevantes de su declaración llegó al referirse a su regreso al club en 2010, ya como presidente. Rosell explicó que entonces volvió a encontrarse con Negreira porque el contrato seguía vigente. “Cuando ganamos las elecciones heredamos este contrato y unos 100 contratos más”, señaló, reforzando la idea de continuidad administrativa y alejando el foco de decisiones personales.

Además, defendió la legalidad del asesoramiento arbitral y negó de forma tajante cualquier intento de influencia sobre los colegiados. Rosell calificó de “ridículo” pensar que se pudiera comprar voluntades arbitrales con las cantidades abonadas y recordó que, a su juicio, contar con este tipo de servicios es habitual en los clubes de Primera División.

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