España se dio un festín en Konya con un 0-6 ante Turquía que confirma su condición de favorita rumbo al Mundial de 2026. La Roja no solo goleó: convenció, dominó y transmitió la sensación de ser un equipo trabajado y en plena madurez competitiva.
España borra a Turquía
El inicio ya fue un aviso. España tomó el control del balón desde el pitido inicial y encontró pronto el premio gracias a Pedri. El canario abrió el marcador con un disparo desde la frontal. A partir de ahí, el equipo dirigido por Luis de la Fuente desplegó un juego dinámico y paciente. Desarmó por completo a Turquía. Mikel Merino emergió como la gran figura con un hat-trick para el recuerdo: un primer gol con olfato dentro del área, un segundo aprovechando un centro preciso y un tercero de bandera, con un disparo enroscado que se coló por la escuadra.
Ferran Torres se unió a la fiesta culminando una contra liderada por Lamine Yamal, y Pedri completó su doblete con otra definición elegante en el segundo tiempo. El marcador reflejó lo que fue el encuentro: una exhibición coral en la que España jugó con intensidad, precisión y hambre hasta el último minuto.
En defensa, Dean Huijsen se consolidó como el lider de la zaga española. Seguro en la anticipación y sereno con el balón en los pies, el joven central transmitió la tranquilidad necesaria para que el equipo pudiera volcarse en ataque sin descuidar su portería. Su actuación confirmó que España también sabe ser sólida atrás.
El triunfo, además de los seis goles, tiene un nombre propio en el banquillo: Luis de la Fuente. El seleccionador ha logrado que España combine talento joven y experiencia, que mantenga un estilo reconocible y, sobre todo, que todos sus jugadores se sientan protagonistas. La presión alta, las transiciones rápidas y la confianza con la que la selección afronta cada encuentro son la mejor muestra de su huella en el equipo. Al triunfo también hay que añadir el debut de Jorge De Frutos. El jugador del Rayo Vallecano disfrutó de algo más de un cuarto de hora en la segunda parte.
Con dos victorias en dos partidos y un liderato indiscutible en su grupo de clasificación, España manda un mensaje claro: está lista para competir con cualquiera y aspira a todo. En Konya, la Roja no solo ganó, sino que reforzó la idea de que llega al Mundial con argumentos para soñar con otra estrella.
