Una temporada desastrosa en Valladolid

El Valladolid es equipo de Segunda División cinco jornadas antes del fin del campeonato

Nunca salieron bien las cosas en Valladolid esta temporada. No hubo un misero atisbo de ilusión ni de esperanza. Ni por parte de la plantilla y el cuerpo técnico, ni por parte de los altos mandos del club. Esta semana en Sevilla, el Real Betis certificó el descenso a los infiernos de un equipo que tarde o temprano estaba ya condenado a este castigo desde hace varios meses. Incluso quizás, desde principio de temporada. Han sido varios los entrenadores que han ido ocupando el banquillo del José Zorrilla desde que el curso futbolístico arrancó y ninguno de ellos supo dar con la tecla para motivar a unos jugadores que estaban avocados al desastre.

En el aspecto defensivo se debe hacer una limpieza a fondo para así subsanar el gran agujero que tiene ahora mismo la plantilla y sobre todo invertir en jugadores que muestren ambición de cara a portería. Sin gol y un buen muro defensivo que defienda tu portería es imposible seguir hacia delante.

Muchas serán y han sido las críticas que se han escuchado estos últimos días hacia la figura de Ronaldo Nazario. El exjugador y actual propietario del club vallisoletano parece “haberse olvidado del club” tal y como achacan muchos de los aficionados pucelanos. Porque el desastre deportivo viene de una mala planificación desde la dirección institucional. La temporada arrancó con Pezzolano, destituido en el mes de diciembre tras disputarse 15 encuentros, donde sus jugadores tan solo lograron cosechar dos victorias y tres empates. Un bagaje de resultados que hizo al entrenador uruguayo hacer las maletas antes de las Navidades.

En este punto llegó Diego Cocca, que tan solo estuvo un par de meses al frente del equipo y sus jugadores no levantaban cabeza. Algo fallaba en Valladolid desde las raíces del proyecto deportivo. Cocca, en una rueda de prensa posterior al partido frente al Rayo Vallecano en Vallecas, afirmó que a sus jugadores les faltaba “seguir creyendo”. Verdaderamente, es muy complicado creer en un proyecto y en unas posibilidades milagrosas de salvar la categoría.

El aspecto psicológico en esta cuestión juega un papel fundamental. Si uno no tiene la suficiente fortaleza como para tratar de mantener una actitud firme y esperanzadora, el barco se hunde con toda la tripulación a bordo. Y eso es lo que se dio en Sevilla. Un Real Betis que sueña con conquistar Europa con la Conference League, asestó un duro correctivo de cinco tantos a los jugadores pucelanos, esta vez capitaneados por Álvaro Rubio.

Han sido veinticinco los partidos donde no han sumado un solo punto. Y son ya más de ochenta las ocasiones en las que el portero ha tenido que recoger el balón desde el fondo de la red. Así no se puede ir a ningún lado. Es necesario hacer un ejercicio profundo de autocrítica por parte de todos los estamentos del club. Indagar en como se ha podido hacer una temporada tan nefasta. También se deben tomar las medidas necesarias para que no vuelva a suceder. Seguro que la afición del Valladolid siente que sus jugadores han ido arrastrando el escudo por los campos de España. Y esto sin ofrecer una imagen de competitividad. Y seguro que no les falte razón. Ahora el Pucela debe enderezar el rumbo del barco. Sacarlo desde el fondo del mar y con un capitán y tripulación renovada, buscar la nueva ruta a la élite.

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