Cuesta imaginar que uno de los clubes más grandes de África como el Wydad Casablanca naciera, no con un balón de fútbol, sino dentro de una piscina. Pero así fue. Mucho antes de llenar estadios y conquistar títulos en el continente, el Wydad surgió con un objetivo muy distinto: defender el derecho de los marroquíes a practicar deporte en igualdad.
Todo comenzó en 1937, en pleno dominio colonial francés sobre Marruecos. En Casablanca, la mayoría de las instalaciones deportivas, incluidas las piscinas, estaban reservadas para colonos europeos. A los marroquíes se les prohibía el acceso, incluso para actividades tan básicas como nadar. Ante esa injusticia, un grupo de jóvenes y figuras influyentes como Mohamed Benjelloun decidieron actuar. Su objetivo no era simplemente competir, sino reivindicar derechos y plantar cara a la discriminación.
Pese a las trabas impuestas por las autoridades coloniales, como la obligación de no mezclar deporte con política ni religión, el club fue fundado oficialmente en 1937. Y su primera sección deportiva fue la de waterpolo, convirtiéndose en el primer equipo marroquí en participar y destacar en esta disciplina. Desde entonces, el Wydad ha ganado más de 30 Copas del Trono de waterpolo, manteniendo viva esa primera chispa de lucha y superación.
En 1939, el club abrió su sección de fútbol. A partir de ahí, comenzó una evolución imparable que lo llevaría a convertirse en uno de los referentes del continente africano. Pero aunque el fútbol sea hoy su cara más conocida, el espíritu de resistencia que dio origen al club sigue presente.La historia del Wydad Casablanca recuerda a la de clubes como el Athletic Club de Bilbao o el Celtic de Glasgow, entidades que nacieron o se fortalecieron como símbolos de identidad, resistencia y orgullo de sus pueblos frente a contextos difíciles. El Wydad no solo representa a Casablanca o a Marruecos, sino también la lucha por la dignidad a través del deporte. Un club que empezó en una piscina, pero que nunca dejó de nadar a contracorriente.
