Xabi Alonso y Flick chocan en un Clásico que redefine la identidad del juego

El Real Madrid y el Barça exponen sus filosofías y ponen a prueba la capacidad de sus entrenadores para dominar el duelo táctico
Análisis táctico del Barça de Flick y el Real Madrid de Xabi Alonso en la previa del Clásico.

El Clásico llega en un punto de contraste simbólico. El Real Madrid de Xabi Alonso vive su primera gran metamorfosis táctica. Un equipo que ya no sobrevive del talento aislado, sino que intenta construir una identidad basada en la estructura y el control. La huella del técnico es evidente. El Madrid juega con un plan, una intención, un orden que antes no tenía. En los partidos ante rivales de menor nivel, su superioridad ha sido abrumadora. Dominan la posesión, mueven el balón con paciencia y transforman la recuperación en un arma ofensiva. Sin embargo, los duelos ante equipos más compactos han mostrado que el proyecto aún está en construcción. Hay momentos en los que el sistema no fluye, en los que el ritmo se rompe y el equipo se vuelve más vulnerable. Pero, incluso en esas dudas, se percibe un Madrid más coherente y consciente de su modelo de juego.

El Barcelona, en cambio, llega con la sensación de vivir al límite. Su propuesta bajo Hansi Flick es tan fascinante como peligrosa. Sigue siendo el conjunto más goleador de LaLiga, un equipo que ataca con amplitud y dinamismo, pero cuya defensa se mueve constantemente al borde del abismo. La línea alta y la trampa del fuera de juego son parte esencial de su identidad, pero también la causa de su sufrimiento cuando el rival logra superarla. Flick ha mantenido al Barça en lo más alto desde la intensidad, aunque la fatiga, las lesiones y la falta de descanso para algunos titulares han empezado a pasar factura. Por lo que este próximo Clásico no solo es un choque directo por LaLiga, sino que es la convergencia de dos proyectos en momentos cumbre.

No solo por la narrativa que envuelve al encuentro, sino por la calidad y complejidad táctica de ambos equipos, uno de los grandes focos de este partido está en la pizarra. Porque los dos conjuntos han demostrado a lo largo de la temporada que, por la naturaleza de sus clubes, cuentan con grandes puntos fuertes. Pero al mismo tiempo los dos han sufrido asiduamente por los mismos problemas. El reto para Hansi Flick y para Xabi Alonso está en quién puede conseguir imponer su plan de partido deseado para poder minimizar las carencias de su propio equipo.

Es una realidad que la línea del fuera de juego del Barça no ha sido tan efectiva este año, como en el curso pasado. La ausencia de Íñigo Martínez y la adaptación de los equipos de LaLiga ha dejado muchos escenarios en los que los rivales pueden hacerle daño a los azulgranas sin mayores dificultades. Un gran ejemplo de ello fueron los encuentros ante el Sevilla, el PSG y el Rayo Vallecano. Todos atacaron al Barcelona bajo la misma premisa. Poder ser profundo por las bandas, para ganar metros, y trazar la línea del fuera de juego con el balón y no con la que impone el Barça. Esto lo han conseguido con los movimientos de sus delanteros.

En el caso del Rayo, fue Isi Palazón quien se posicionó detrás de la defensa del Barça para esperar el balón desde ahí. Esto le permite a los delanteros estar colocados en posiciones de peligro una vez su compañero se adelanta por los costados. Los ejemplos más claros de esto los dejaron Borja Iglesias (en la temporada pasada) y, sobre todo, Gonçalo Ramos. El portugués incluso comentó que se inspiró en las acciones de la temporada pasada de Harry Kane para poder actuar ante los blaugranas. En aquella ocasión, el delantero inglés estuvo en posición irreglamentaria en varias acciones. Pero, Gonçalo Ramos lo perfeccionó para poder marcar el gol de la victoria ante los culés en el último minuto de la disputa.

El atacante portugués esperó detrás de la defensa del Barcelona. Un pase al espacio de Vitinha dejó a Hakimi más adelantado que a los propios defensores azulgranas. Por lo que, por la línea del balón, Gonçalo Ramos ya estaba habilitado y pudo anotar el tanto. Eso sí, esto no es una acción aislada en la temporada de los de Flick. Porque, como bien muestra este gráfico de The Athletic, este curso a los blaugranas les han generado mucho más peligro a través de los contraataques, que en años pasados.

Esto no quiere decir que la línea del fuera de juego de Flick nunca dé resultados. En vista de que, al igual que la temporada pasada, el Barça es el equipo de las cinco grandes ligas europeas que ha generado más ‘offsides’ en sus rivales. Este año promedian más de cinco por partido, que es una media mayor a la que marcaron el curso anterior.

Por lo que no es una cuestión solo de pizarra. Sino que también se debe a la ausencia de piezas claves en la presión, como Raphinha, o al cansancio acumulado de varios jugadores, precisamente, porque no han tenido descanso por las lesiones de otros. De hecho, The Athletic informa que fuentes internas en el club han expresado que muchos jugadores no están pudiendo rendir al máximo nivel por la fatiga que vienen acarreando. “Cuando presionas mal y tienes la línea tan arriba es muy fácil para el contrario tener ocasiones. Con un pase al espacio que no estás presionado pueden quedarse solo delante del portero”, expresó Pedri tras la sufrida victoria frente el Girona.

Este no es un punto menor, porque no se trata nada más de que el Barcelona venga sufriendo a nivel defensivo por la repetición de este problema. A su vez, el Real Madrid cuenta con una de las mejores piezas a nivel mundial para poder aprovecharse de esta vulnerabilidad de los culés. Nada más y nada menos que Vinícius Jr.

El escenario ideal para el Real Madrid pasa por desactivar la presión azulgrana mediante circulación limpia y ocupación inteligente de los espacios intermedios. Arda Güler, Vinícius y Mbappé son los vértices de ese triángulo creativo que puede romper la estructura del Barça. Cuando el equipo de Flick adelanta su línea defensiva, los movimientos de ruptura de Vinícius y Mbappé se convierten en armas letales.

Aquí, la evolución de Vinícius Júnior sin balón es fundamental. Xabi Alonso lo ha transformado en un atacante que ya no solo busca recibir al espacio, sino que manipula las defensas con sus desmarques diagonales. Su lectura para atraer centrales o romper la línea en el momento justo puede ser decisiva frente a un Barcelona que vive del fuera de juego. En otras palabras, el nuevo Vinícius no solo corre, genera espacios. Ante una zaga que deja a los rivales fuera de juego con precisión quirúrgica, un segundo de duda provocado por su movimiento puede bastar para destrozar el mecanismo.

Todo esto se puede ver potenciado con un Arda Güler que llega en su mejor estado de forma. Ha generado casi una acción de gol por partido, con 0.92 (GCA). Ha contado con 2.4 goles esperados (xG) esta temporada y ha dado cuatro asistencias. No obstante, esto se suma a un Kylian Mbappé, que ha sido el jugador más prolífico en este curso liguero. Es el mayor goleador (con 11 tantos) y, al mismo tiempo, es el que ha generado mayor cantidad de acciones de gol (con 1.26 por encuentro).

Si hay un punto en el que el proyecto de Xabi Alonso todavía muestra grietas es en su comportamiento bajo presión y en la gestión de los espacios a espaldas de sus laterales. Aunque el Real Madrid ha evolucionado hacia un modelo de control y precisión, su estructura defensiva aún sufre cuando los rivales logran romper el primer bloque de presión y activar los costados. En términos tácticos, ahí es donde el Barcelona de Hansi Flick puede encontrar la rendija más prometedora.

Ya les ocurrió ante el Atlético de Madrid (2-5), donde su xG cayó a 0.45 y apenas remataron cinco veces. En aquel partido, el bloque de Xabi Alonso no logró salir limpio desde atrás ni sostener su presión tras pérdida. Lo que permitió al rival castigarle por fuera y desbordar la línea defensiva. Algo similar, pero en menor medida, se repitió frente a la Juventus en Champions esta semana, con desajustes en las coberturas laterales, especialmente por el costado izquierdo.

Ahí se abre la oportunidad para Flick. El Barça, basa gran parte de su identidad en la presión alta, el robo inmediato y la amplitud ofensiva. Si logra sostener esa intensidad y encerrar al Madrid en campo propio, puede explotar los costados. Donde los laterales blancos, en especial Álvaro Carreras, se proyectan con frecuencia y tardan en replegar. Aunque la probable titularidad de Fede Valverde como lateral derecho ofrece un perfil más equilibrado, su naturaleza conservadora puede crear una asimetría en el bloque que Flick podría explotar cargando el juego por el lado opuesto. La capacidad del Barça para girar el balón con velocidad y atacar la espalda de Carreras puede ser clave para abrir el duelo.

En ese aspecto, son claves la presencia vertiginosa de Lamine Yamal, los apoyos con Pedri y las carreras al espacio de Joules Koundé. Ya de por sí, el despliegue del nuevo 10 del Barça es suficiente para poder hacer daño a cualquier defensa rival. Pero es que justamente este es un escenario que le viene como anillo al dedo. En el que la aparición de Ferrán Torres, ya recuperado de su lesión, permitiría a los azulgranas poder sobrecargar, aún más, su banda derecha en ataque.

Más allá de los espacios, el otro gran frente está en la presión tras pérdida. El Real Madrid de Alonso promedia 586 pases por partido y busca defender con la pelota, pero cuando la pierde en campo rival queda expuesto. Los interiores no siempre llegan a tiempo a la segunda presión. Si el Barça consigue superar esa primera línea, puede atacar con metros por delante. Flick apuesta por un juego de ritmo alto y verticalidad inmediata, justo el tipo de escenario que incomoda al Madrid. En los duelos grandes, ante el PSG en una etapa aún prematura del proyecto, y contra el Atleti en liga, el equipo blanco sufrió precisamente cuando el rival le impuso esa velocidad y lo obligó a defender corriendo hacia atrás.

En ese contexto, el Barça tiene una ruta clara para hacer daño. Presionar arriba, recuperar y golpear rápido por los flancos. Si logra mantener la energía y precisión de su estructura sin balón, puede forzar al Madrid a jugar directo y desnaturalizar su plan de control. El Clásico, por tanto, será una prueba de madurez para el proyecto de Alonso. Un pulso entre la calma del orden y la violencia del ritmo. Donde la presión azulgrana podría volver a exponer las grietas que el Atlético ya hizo visibles o un movimiento de Vini puede cambiar todo.

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