10 de abril de 1975, exactamente hace 50 años. Aquel día el Atlético de Madrid se alzó con uno de los trofeos más importantes de su historia. Tras la derrota por 1-0 en Argentina, el Vicente Calderón acogió una de las noches más mágicas de su historia.
La afición, cómo siempre, estuvo a la altura. Un estadio lleno de ilusión en el que no cabía un alfiler. Los rojiblancos, con Luis Aragonés cómo entrenador, partieron con el siguiente once: Pacheco, Melo, ‘Cacho’ Heredia, Eusebio, Capón, Adelardo, Alberto, Irureta, Aguilar, Gárate y ‘Ratón’ Ayala. Además momentos antes se le rindió homenaje a Adelardo, quien cumpliera 500 partidos oficiales en el club.

En el minuto 21 los colchoneros conseguían igualar la eliminatoria tras un remate de cabeza de Irureta a un gran centro de Gárate. Así marchaba el partido al descanso, con un Atleti superior pero con el global de la final de la Copa Intercontinental empatada.
La segunda mitad tuvo el mismo dueño. El Atlético estaba mejor físicamente y con el plus de jugar en un Vicente Calderón repleto. Cuando parecía que el partido se decidiría en el alargue, los rojiblancos convirtieron los sueños en realidad. En el minuto 86, una falta botada por Heredia dejaría un rechace en el área. Ayala, haciendo homenaje de su mote ‘ratón’ para aprovechar ese balón muerto y convertir al Atlético de Madrid en campeón del Mundo. Luis Aragonés conseguía su primer título cómo entrenador
Al día siguiente de la conquista de la Intercontinental, todos los periódicos de la época recogieron en sus páginas la gesta rojiblanca: la de la consecución de un título que tal día como hoy nos convirtió en campeones del mundo. pic.twitter.com/sWN2zzlIXj
— Atlético de Madrid (@Atleti) April 10, 2025
¿Por qué el Atleti disputó la Copa Intercontinental sin ganar la Copa de Europa?
Si bien este torneo enfrenta al campeón de Europa frente al de América, hay algún caso en el que ha jugado el subcampeón, cómo es este. El Atlético de Madrid perdió la final frente al Bayern de Múnich. El conjunto alemán contaba con jugadores de la talla de Sepp Maier, Gerd Müller y Franz Beckenbauer.
La final se decidió en un segundo partido en el que golearon los germanos por 4-0. Esto se debe a que no había penaltis. El primer encuentro finalizó 1-1 tras 120 minutos, con gol de Luis Aragonés que sería empatado prácticamente al final de la prórroga con un zapatazo de Schwarzenbeck. Justo a final de esa temporada, el Sabio de Hortaleza colgó las botas para pasar directamente al banquillo cómo entrenador.
Para la disputa de esta final era necesario encontrar fecha tanto para la ida en un continente, cómo para la vuelta en el otro. El Bayern de Múnich consideraba una temeridad viajar a Argentina, ya que los encuentros allí eran muy violentos. Años antes fue el Milán a jugar frente a Estudiantes de la Plata, en el partido a día de hoy considerado uno de los más violento de la historia.
Por esto, los alemanes se negaron a jugar, y el Atlético de Madrid aceptó. Independiente de Avellaneda venía de alzarse con 4 Libertadores consecutivas. Pese a esto y al ambiente tan hostil con el que se encontraron los rojiblancos, aguantaron el trago y consiguieron darle la vuelta en Madrid.