A muchos ya se les habrá olvidado, pero antes de Lamine Yamal estuvo Ansu Fati. Un joven de la masía que con 16 años irrumpió en el primer equipo. Con una capacidad goleadora impropia de un chaval de su condición física. Habilidoso, rápido y con gol, y que con sus actuaciones junto logró formar una efectiva, aunque efímera, sociedad con el propio Leo Messi, su principal valedor. El rey ya había designado a su heredero, al próximo portador de la “10”. El que iba a conducir al FC Barcelona y a la Selección Española de nuevo a lo más alto.
Todo se truncó
Ansu Fati comenzó el curso 20/21 con la misma voracidad con el que finalizó el anterior. Con un inicio de temporada del todo ilusionante con 5 goles y 2 asistencias en los primeros 10 partidos. A pesar de todo, la temporada de Ansu terminó al poco de empezar. Una rotura del menisco interno de su rodilla izquierda en un partido frente al Betis puso fin a su temporada y marcó el inicio de una larga agonía. Su proyección se vió frenada en seco justo cuando el jugador atravesaba su mejor momento. Consolidado como titular en el ataque culé y fijo en las convocatorias de Luis Enrique con España. Fue peor el remedio que la enfermedad. Cuatro veces tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de una rodilla que hasta día de hoy no está plenamente recuperada.
No fue hasta finales de la temporada 21/22, más de un año después, que Ansu volvió a jugar minutos con el Barça. Un regreso esperanzador para una afición culé necesitada de alegrías tras la marcha de Leo Messi. Ante ese gran vacío, Ansu se convirtió en la gran esperanza del Barça, heredando el “10” de la leyenda. Aunque sus repetidas lesiones le impidieron heredar el trono.
En los últimos años, Ansu Fati, con más minutos dedicados a las rehabilitaciones de sus constantes lesiones que a la competición, ha experimentado la cara más cruda del deporte. Su cesión al Brighton fue la última bala del Barça en el intento de recuperar a su joya. No cuajó, el jugador nunca ha vuelto a ser el mismo.
Ahora hay otro que ocupa su lugar
A su regreso a Barcelona todo había cambiado. Pese a todavía portar el “10”, la banda izquierda y los elogios ahora pertenecen a otro jugador, Lamine Yamal. De similares características a las del Ansu Fati que irrumpió con 16 años, Lamine Yamal se ha convertido en todo aquello a lo que apuntaba Ansu Fati, tanto con el Barça como con la Selección Española, a la que llevó al triunfo en la Eurocopa, dinamitando su figura a nivel mundial hasta ser reconocido a día de hoy como uno de los mejores jugadores del mundo, y como el líder indiscutible del nuevo Barça de Hansi Flick.

Lamine Yamal (FC Barcelona) | Vía: Goal.com
Ansu ya no tiene sitio en el Barça, raro es cuando el jugador entra en una convocatoria del alemán, y si entra, más raro es verle jugar. Apenas suma 186 minutos en 8 apariciones en la presente temporada, no se le ve desde el partido de Copa del Rey ante el Barbastro, en el que ni siquiera fue titular. El fútbol ha sido cruel con Ansu Fati, el mejor ejemplo de lo rápido que puede cambiar todo en este deporte. Un día te comes el mundo, y al siguiente nadie se acuerda de tí, e incluso el club que apostó por tí ahora te busca salida para traer a otro.