De la forma más cruel

El FC Barcelona pone fin a su camino en la Champions tras caer ante el Inter de Milán y habiendo rozado la final de Múnich

El FC Barcelona se despide de la Champions en semifinales y habiéndose quedado a un minuto de disputar la final. El equipo de Hansi Flick cayó con todos los honores en el Giuseppe Meazza ante un Inter de Milán que por momentos se vió totalmente superado. Una eliminación que duele como tantas otras, pero que es bien diferente en cuanto a la forma de caer. 

Esta temporada no se puede hablar del FC Barcelona que se hace pequeño cuando recibe el primer golpe o vaga coleccionando humillaciones en Europa. Lo que se vió en Milán fue un equipo que juega muy bien al fútbol, que lo mereció y que por momentos estuvo en la final. Pero si ha quedado algo claro, es que el fútbol no conoce de merecimientos.

Si parecía que el 3 a 3 de la ida no se volvería a repetir llega el partido de vuelta y nos enamora un poco más de este deporte. Un Inter que al igual que en Montjuic empezó mejor y se adelanto por dos veces en la primera parte. A lomos de un mermado Lautaro Martínez el Inter se hizo con la iniciativa gracias al famoso ‘gol del cojo’. Lautaro empujaba a la red el balón para poner por delante al Inter en el partido y la eliminatoria. Minutos después el propio Lautaro lograba forzar un penalti al filo del descanso. Hakan Çalhanoglu convertía la pena máxima para hacer el 2-0.

El Barcelona supo reaccionar

Lejos de bajar la cabeza, como en años anteriores se venía viendo ante la aparición de la adversidad. El FC Barcelona afrontó la segunda parte con el hambre necesario para darle la vuelta al resultado. Una ambición que solo se entiende desde la presencia de Hansi Flick al banquillo culé. Una transformación capaz de convertir a un equipo frágil mentalmente en uno seguro de a lo que juega. 

La segunda parte fue un recital del Barça. Encerrando al Inter de Milán en su área y llegando con peligro, encarnado principalmente en la figura de Lamine Yamal, del que poco se puede reprochar esta eliminatoria. Gran partido también de los laterales eventuales; Gerard Martín se reivindicó con su actuación asistiendo en ambos goles para lograr el empate. Primero a Eric García entrando en área pequeña y pocos minutos después con un centro medido a Dani Olmo para empatar el partido (2-2). 

Como en Montjuic, el Barça lo había vuelto a hacer, y todavía quedaba el colofón; el gol de Raphinha sobre el minuto 88 para completar la remontada (2-3). El brasileño recogía el rechace que Sommer había dejado a su propio disparo para, a la segunda, perforar la red y poner, por primera vez en toda eliminatoria, al FC Barcelona por delante y rumbo a Múnich. 

Remar y morir en la orilla

La euforia fue efímera. El Inter de Milán, el cual no se había mostrado en ataque en toda la segunda parte, sometido por el FC Barcelona, logró sacar petróleo en el descuento en una acción tan antigua como el hilo negro; un central haciendo de delantero. Al más puro estilo Alexanco, Franco Acerbi (central) marcaba en el 90+3 el gol del 3 a 3 en una acción propia de un delantero; mostrando la cara exterior del pie ante el centro lateral por bajo de Denzel Dumfries. Un gol que sorprendió a Ronaldo Araujo y a Szczesny y que forzaba la prórroga cuando los culés ya se veían en Múnich.

La expresión jarro de agua fría se debe de quedar corta en comparación con lo que debieron sentir los jugadores del FC Barcelona tras el tanto del empate. Más nerviosos se les notaría en el tiempo extra, aunque eso sí, tampoco se vendrían abajo. Ni siquiera después de que Davide Frattesi asestara el golpe definitivo en el 100′ con el gol que volvía a colocar al Inter de Milán en la final y que obligaba al Barça a marcar otro gol. 

Gol que no llegó, y no sería por falta de intentos. Lamine Yamal se volvería a echar el equipo a la espalda, e incluso tuvo en su bota el empate, pero este nunca llegaría. Yann Sommer se erigió durante todo el partido como el héroe del Inter.

Las intervenciones milagrosas del suizo mantuvieron vivos a los italianos y sellaron la portería durante los momentos de mayor asedio culé. Si el Inter está en Múnich, es por culpa de Yann Sommer.

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