El Real Madrid tenía hoy una prueba de fuego frente al Athletic Club después de la eliminación de la Champions League y los de Ancelotti han sobrevivido gracias a una obra maestra de Fede Valverde. La primera parte del conjunto blanco fue muy monótona, pero después del descanso cambió todo. El equipo mostró una versión mejorada tras el descanso, impulsada por el carácter y la calidad de Vinicius, quien se reconcilió con la afición del Santiago Bernabéu.
El ambiente en el estadio era de juicio tras semanas de críticas y especulaciones sobre salidas y llegadas en la plantilla. Sin embargo, los seguidores respondieron con apoyo incondicional, y Vinicius asumió el papel de líder desde el pitido inicial. Desbordó, presionó y se convirtió en el despertador del equipo, aunque el resto no le acompañó en los primeros 45 minutos. En el intermedio, el Madrid acumulaba un pobre registro, apenas un disparo a puerta, posesión sin profundidad y un juego plano que no inquietó al portero rival.
Una resurrección en el descuento
El segundo tiempo mostró un Madrid diferente. Rodrygo despertó, el balón circuló con mayor velocidad y las ocasiones comenzaron a sucederse. Valverde, Camavinga, Ceballos y el propio Rodrygo probaron suerte, pero fue Bellingham quien, actuando como un nueve improvisado, estuvo a punto de abrir el marcador en dos remates que Unai Simón desvió magistralmente. Cuando el empate parecía inevitable, el uruguayo Valverde apareció con un misil imparable desde fuera del área para desatar la locura en el Bernabéu.
El Athletic, con un once alternativo para reservar fuerzas en sus competiciones europeas, ofreció resistencia, pero su falta de profundidad y presión se hizo evidente. Sin los hermanos Williams ni Maroan, el equipo de Ernesto Valverde perdió gran parte de su amenaza ofensiva, limitándose a mantener el orden defensivo.
El Madrid se aferra a la liga
La victoria deja al Madrid aferrado a sus opciones en La Liga, mostrando que, aunque falte regularidad, nunca les falta corazón. Valverde, el todoterreno que siempre responde, personificó esa resistencia que define al equipo. Ancelotti, por su parte, tendrá que ajustar las piezas para recuperar la chispa y la contundencia necesarias en un calendario que no da tregua.
El Bernabéu vivió un domingo de resurrección. Con la Liga aún al alcance, el Madrid demostró que sigue siendo el equipo del “nunca se rinde”. Por ahora, la primavera sabática de Cibeles tendrá que esperar.
